Por Iñaki Urdanibia

«Esta novela conjuga lo mejor que he aprendido de mi carrera como periodista y escritor, de la ciencia y la novela negra. Por todo ello me apasiona la idea de poder crear mi propio universo, en el que flirtearé con mis héroes de infancia: Sherlock Holmes y el Doctor Watson»

Al periodista y escritor sueco (Solna, 1962) le cayó el encargo de continuar la exitosa serie Millenium, tras el fallecimiento de Stieg Larsson en 2005. El fin de la saga «Millennium» – Kaos en la red. Ahora, ya anteriormente había escrito varias novelas acerca de diferentes personajes de la historia: sobre el aventurero sueco Görang Kropp, que conquistó el Everest sin oxígeno, o sobre el matemático y criptólogo Alan Turing; ahora, como digo, se ha lanzado al terreno de la novela negra sin contar con la presencia de Mikael Blomkvist o Lisbeth Salander, entregando su «Obscuritas», editada por Destino, y en cuyo subtitulo reza: el primer caso de Rekke y Vargas.

Vaya de entrada que por si hacía falta decirlo, el escritor se mueve en estas aguas como pez en la ídem, al ofrecer unas historias encabalgadas que no dejan de concitar el interés, mostrando que en el paraíso nórdico no es oro todo lo que reluce, sino que hay zonas de sombra, en las que se detiene haciendo que además de la intriga y las entregas dosificas de las pistas para la solución del embrollo que se plantea, asoman con fuerza temas como la inmigración y el refugio, sin dejar de lado las cuestiones relacionadas con los chanchullos policiales y con el integrismo religioso; con el telón de fondo de las tensas relaciones internacionales. Sigue en esto el escritor la marca de la casa del noir nórdico: la crítica social y política y el propósito de desvelar las corrientes sibterráneas que recorren la sociedad del país.

La acción se sitúa en el verano de 2003, en los arrabales de Estocolmo aparece el cadáver de un árbitro de fútbol. Giuseppe Costa, que resulta ser el padre de unos de los jugadores del equipo, es detenido a raíz del hallazgo. Todo parece estar claro como el agua cristalina, pero a pesar de los interrogatorios el detenido se niega a confesarse autor del crimen. Por más que tiren de la cuerda, la confesión no llega , hallándose la policía en un callejón sin salida. Ello va a hacer que quien dirige la investigación recurra a un profesor de psicología de la universidad de Standford, Hans Rekke, quien a su vez es uno de los expertos más brillantes en lo que hace a las técnica de interrogatorios y asesor de algunos cuerpos policiales de los USA, amén de virtuoso pianista y co tendencias depresivas de libro. Ni por esas… Costa queda en libertad y se da el caso por cerrado a pesar de que no se haya concluido nada en lo que hace a la clarificación de la muerte. La cosa no queda, no obstante, ahí ya que una joven policía, de veintiséis años y dedicada hasta entonces a la policía de barrio, acaba de incorporarse a la comisaría, Micaela Vargas, se niega a dar por cerrado el caso, dándose la coincidencia de que ella es hija de inmigrantes chilenos, escapados del Chile de Pinochet, y conocedora de los bajos fondos de la capital sueca y que el profesor nombrado – émulo de Sherlock Holmes – unan sus esfuerzos por aclarar el caso, que al final les conduce mucho más allá de lo que cabía esperar e imaginar; la colaboración de ambos hace que el olfato de la joven policía y el saber de los mecanismos de la psique humana del profesor sirvan de unión feliz a la hora de aclarar el caso. La relación entre las posturas de la joven, hacen que las chispas salten de manera permanente entre ella y con la de su jefe, Carl Franssen. No está de más subrayar que los años en que ubica el escritor los hechos son los que coinciden con el atentado de las Torres Gemelas, que sirvió de pretextos para que los gobernantes norteamericanos, con sus monaguillos de las Azores, desencadenasen la guerra de Iraq, hechos que en suelo sueco coincidió con algunas decisiones judiciales contra un inmigrante bangladesí, condenado sin ser culpable, en una atmósfera de islamofobia asfixiante, que hizo entre otros hechos, que algunos incendiaran la mezquita de Malmö.

El escritor da sobradas pruebas de su habilidad y de su capacidad de entrecruzar hilos y pistas que dan cuenta de su dedicación periodística, muy en concreto en los años ochenta en las páginas de sucesos de uno de los diarios más leídos de su país, Expressen; tal dedicación hizo que conociese a fondo los casos más sonados de asesinatos de la época y los mecanismos policiales. La resolución del enigma nos conduce al conocimiento de los barrios más deprimidos(eufemismo al canto), como el de Husby, en contraste con los barrios residenciales y las llamativas luces de neón de los comercios de lujo, David Lagercrantz nos hace conocer igualmente a los problemas que antecedieron al asesinato de Jamal Kabir, refugiado afgano de treinta y seis años, perseguido por los talibanes en su país por tratar de promover el fútbol entre los jóvenes de Kabul , y…ya en Suecia, convertido en árbitro de partidos de la liga nacional juvenil.

La recepción de la novela ha sido todo un éxito de lectores y crítica en su país; anunciándose que vendrán otras cuatro novelas más con el protagonismo de la pareja formada por Rekke y Vargas.