Category: WILLIAM BURROUGHS


Por Iñaki Urdanibia

Recordando a un escritor que , con su descaro e irreverencia, retrataba el lado oscuro de las luces de neón de los USA, su reverso: el de los perdedores.

«¿Un hombre puede sentirse satisfecho por haber sido despertado por el timbre del despertador a las 6, 30 de la mañana, saltar de su cama, llevarse a la boca un yogur, cagar, mear, limpiarse los dientes, pelear con el tráfico para poder aparcar, cerca de donde esencialmente produce beneficios para otro, que le pide estar agradecido por tener esta oportunidad?»

Coincidiendo con el 100 aniversario del nacimiento de Charles Bukowski, me permito escribir, aprovechando retales de escritos anteriores, estas líneas que pretenden servir para acercarse al escritor underground par excellence. Dos cosas de entrada: 1) hay un tipo de gente que lee o ha leído algunos libros del escritor, sin más, por el pasote que supone las escenas desfasadas que presenta, sin detenerse para nada en cuestiones de índole literario; y la cosa no es baladí ya que el autor de La máquina de follar alimentaba su aura de maldito (épater les bougeois que dicen de Pirineos arriba, y también a ciertos jóvenes… no diré tanto como caca, culo, pedo, pis… aunque algunos así haylos [y conste que me atrevo a decirlo tras más de veinte años de docente que me avalan], entre prostitutas, borrachos y yonkis; y 2) Bukowski, Hank, es de los clásicos personajes cuya lectura no presenta mayores problemas, ya que no salpica, no es el caso sin embargo si uno lo tiene como vecino.

En primer lugar, diré que para quien no conozca la obra del escritor un par de libros resultan realmente recomendables ya que con ellos se entra en harina a las mil maravillas: un sobre él y otro de él.

Un escritor underground

Quien con el paso del tiempo se transformaría en uno de los ídolos imprescindibles de la contracultura norteamericana, Carles Bukowski, siempre pretendió, desde que se dedicó al oficio de escribir, convertirse en la voz de los desheredados, de los marginales de todo tipo, los incapacitados, los borrachos, los dementes… y lo logró tanto en su vida personal como en su escritura que al fin y al cabo es absolutamente especular con respecto a la existencia de este borracho de pro, y si no que se lo pregunten al siempre comedido presentador televisivo francés Bernard Pivot que hubo de soportar la cogorza en directo del escritor americano. Ya a los dieciséis años participaba en competiciones en las que ganaba quien más tragos pegase. En el programa del que hablo, Apostrophe, se tragó un par de botellas de vino, abandonando el plató dando tumbos, no sin antes proferir alguna improcedencia a alguna de las presentes… acto seguido las librerías parisinas se quedaron sin existencias de sus obras.

Nació el 16 de agosto de 1920 en Andernach (Alemania), Heinrich Karl Bukowski. Tres años después su familia se traslada a Los Ángeles, Hollywood, lugar que se convertiría en el lugar de las desmadradas andanzas de nuestro viejo indecente Hank. Su acento alemán, su cara repleta de explosivos granos y cicatrices, le van a suponer burlas sin cuento ya desde el parvulario, y los problemas de relación multiplicados le van a llevar a mantenerse solitario y al margen de los juegos y las bravuconadas de que hacían gala sus compañeros de estudios. Tampoco es que el trato del padre fuera de guante blanco para con el chiquillo, sino que más bien era de cinto desatado; a veces como respuesta a los ataques violentos del hijo beodo. Si la niñez fue desgraciada, no le quedó a la zaga la adolescencia en la que el acné tomó el poder del rostro del joven hasta la misma monstruosidad… Luego vendrían los estudios de periodismo y sus primeros escritos, y luego un viaje continuo por toda la geografía yanki, botellas, broncas, mil oficios, y mil lugares en los que trasnochar de cualquier forma. Así se forjó un escritor que en su prosa plasma una vagabunda vida de alcohol, juego y mujeres, y que tanta influencia tuvo en la contracultura; y Barry Miles-conocedor a tope del hombre(que falleció en 1994) y de la época- nos lo entrega para su disfrute, relacionando su nombre con algunas otras luminarias literarias de las que bebió, o vamos a dejarlo, en mamó: Ernst Hemingway, Henry Miller, Louis-Ferdinand Céline, o – y sobre todo – John Fante.

El libro nos sitúa ante el mito que se creó en torno al escritor, mito alentado y modelado por sí mismo, y pone el acento igualmente en el modo de escritura del irreverente autor de escenas de puro, y avant la lettrerealismo sucio (en algunos casos rozando el realismo guarro, y lo digo debido a la crudeza y descaro de sus descripciones que no acuden a recato de ningún tipo): salir a la calle y sumergirse en ciertos ambientes marginales, dejados de la mano de Dios, desheredados, para después, tras la cosecha de historias acumuladas, verterlas en la páginas, con una prosa sin abalorios, plagadas de palabras y giros propios del argot callejero y con una sincera crudeza ad nauseam, y que resultan semejantes a los relatos que se pueden escuchar a la hora del cierre en cualquier tasca… aspecto que, con todas las distancias que se hayan de mantener (las palabras altisonantes e impúdicas), recuerdan a ciertas conversaciones tabernarias de las obras del checo Brohumil Hrabal.

No cabe duda de que Bukowski era de los seres a los que hay que dar de comer aparte, de beber se encargaba el solito a litros, y así algunos intentos de incluirle en el conjunto de los escritores beats (Allen Ginsberg, Jack Kerouac, William Burroughs…), no contó desde luego de su beneplácito

Biografía que teniendo en cuenta la personalidad de Bukowski se lee como una entretenida novela; editada por Circe en 2006.

Sus libros

El catálogo de Anagrama tiene recogidas prácticamente todas sus obras; así pues, hay donde elegir. Puestos a hacerlo me atrevo a recomendar un par de volúmenes que publicó ta editorial barcelonesa en su colección Compemdium, en uno se recogen varias de sus escritos emblemáticos: Escritos de un viaje indecenteLa máquina de follar y Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones. Libros de relatos que como flashes nos sumergen en los barrios más oscuros, como contrapunto diametral de los brillos del sueño americano. Si el otro decía filosofar con el martillo a Bukowski podría atribuírsele la escritura con la piqueta o el cincel, frases de prosa recortada, escrita con el corazón, y con las tripas… cuando no con un órgano que se halla algo más abajo. Botellas, no de agua mineral desde luego, sexo a montones, somos paseados por garitos y callejones de Los Ángeles, comisarías,… lo que hace que pueda decirse que la ciudad ya tiene quien la escriba, si bien en distinto registro, el del género negro, ya la había cantado: Raymond Chandler. En el otro Compemdium se recogen las andanzas del alter-ego del escritor y bebedor, Hank Chinaski: Cartero, Factotum y Mujeres; obras publicadas entre 1971 y 1978. El personaje nombrado es alcohólico, mujeriego y misántropo (a veces se ha acusado al escritor de misógino, acusación que yerra el tiro ya que no hacía distingos entre hombres y mujeres… aunque a estas últimas aguantaba de mejor grado por razones obvias): estamos en la ciudad que sirve de escenario a las historias de Bukowski y también de su réplica y en esta ocasión de la mano de este anti-héroe nos las vemos una vez más con gentes derrotadas por la vida. Un empleado de una gris oficina de correos abandona su trabajo para dedicarse a la escritura full time., labor en la que le sonreirá el éxito; éste se muestra por medio de cartas, llamadas telefónicas, insinuaciones e invitaciones de admiradoras que, desde luego, el caballero no deja pasar, entregándose con plenitud al sexo puro y duro.

Podría decirse que la existencia real del escritor podría escribirse por medio de sus obras que, en parte solo en parte, son confesiones en las que obviamente está implicado, en unos retratos crudos de seres al borde de la auto-destrucción en los que no falta un humor descarnado… Walk On The Wild Side que cantaba Lou Reed.

                                                                                                      Hendaia, 16 de agosto

Por Iñaki Urdanibia.

Tánger en los años sesenta se convirtió en una ciudad atractiva para no pocos escritores que acudían a ella instalándose allá, entre los primero en hacerlo estaba la pareja compuesta por Jane y Paul Bowles, a ellos les siguieron William Burroughs, Truman Capote, Tennesse Williams, Allen Ginsberg y algunos otros miembros de la Generación Beat. Con todos ellos tuvo relación Mohamed Mrabet (Tánger, 1936), que con el tiempo llegaría ser destacado escritor y pintor. A la edad de doce años se fue de su casa huyendo de la violencia paterna debiendo buscarse la vida, trabajando de caddie, de camarero, y boxeando( conocido como Tarzán) al tiempo que trapicheaba on whisky y tabaco en la zona portuaria; tras una estancia en Estados Unidos volvió a su tierra y allí le conoció Janes Bowles que quedó sorprendida por la facilidad que tenía el joven a la hora de narrar interminables historias; tal habilidad fue puesta en conocimiento de su marido, Paul, que inmediatamente tomó contacto con Mabret, estableciéndose una relación de colaboración mutua: Mrabet relataba historias en dariya (árabe en el que se habla en Marruecos) que eran grabadas en cintas magnetofónicas y que eran transcritas en inglés por Bowles.

En el caso del libro que acaba de ser publicado por Cabaret Voltaire, «El limón», el mecanismo funciono de manera capicúa: Mrabet relató la historia en castellano, traduciéndola del dariya, y Bowles, como de costumbre, la tradujo al inglés; ahora Alberto Mrteh las ha devuelto al castellano, en la versión que tenemos en las manos. Hay algunas circunstancias que resultan similares a algunas de las nombradas en el primer párrafo: Abdeslam acude a la escuela (msid) de la mezquita en donde junto a otros muchachos recitan las suras de el Corán. La habilidad en el aprendizaje de Abdeslam destaca hasta el punto de sorprender a su maestro (fquih) e igualmente a su padre, tanto por la capacidad de memorizar como por la entonación que hace pensar que no se trata de una repetición mecánica sino que la comprensión del texto es clara. Llegado un momento el padre decide, ante la oposición del muchacho que acude encantado a la mezquita, que el muchacho, a la sazón tenía doce años, debía ampliar sus conocimientos acudiendo a una escuela en donde aprendería francés, matemáticas y otras asignaturas que le serían útiles en el futuro; a regañadientes, Abdeslam inicia el proceso de escolarización, obteniendo magníficos resultados en francés. Madame Titaguax que era la maestra le prestaba una atención personalizada, además de facilitarle algunos libros de cara a ampliar sus conocimientos y horizontes; el chaval se dedica con pasión a la lectura de las historias de Las mil y una noches. En un momento determinado la maestra es trasladada a otro lugar lo que hace que sea sustituida por otro maestro, monsieur Jacques, que no resulta del agrado de los alumnos; además de sus modos de enseñanza que resultan más inaccesibles, los muchachos observan que sus andares, a saltitos, no son masculinos en absoluto. El caso que Abdeslam, harto, acude a quejarse ante el director, explicándole que el nuevo maestro no hace sino poner cantidad de palabras en la pizarra, para borrarlos a continuación pidiéndoles a los alumnos que los escriban, etc. Al día siguiente nada más comenzar la clase el maestro llama al muchacho y le ordena que se arrodille ante él, ante la negativa en redondo del muchacho, se origina un forcejeo, que concluye con un par de bofetadas que acaban con el chico en el suelo, quien al caer se golpea con la tarima. Expulsado de la escuela, al llegar a casa su padre montando en cólera le arrea dos guantazos, al tiempo que le expulsa de casa.

Arrojado el hogar el muchacho comienza su peregrinar. Deambulando por las calles acude a casa de una parejas de españoles (nesranis, cristianos), Pedro y Mercedes, que le acogen con los brazos abiertos , tratándoles como aun hijo, mas Abdeslam ansía otra vida de aventuras y a pesar de los ruegos del matrimonio abandona la casa y no le queda otra que pernoctar en la calle, en donde la gente viendo su corta edad se interesa por él. Al final, el chaval que no se deja aconsejar por nadie acaba en un antro de un descargador de puerto, Bachir, que le cobra por el alquiler de una habitación. Andeslam trabaja de camarero, y se inicia en el consumo de kifi, pipa (sebsi) tras pipa, negándose, eso sí, a consumir alcohol, para no contravenir las normas coránicas; al faltar al trabajo, el dueño le deja en la calle, mas al poco encuentra otro, Sidi Motjar, que le contrata (es un decir). La casa de Bachir es frecuentada por mujeres, y muchachos con los que el dueño parece mantener relaciones de cama. Una de las muchachas que por allá va, Auicha, trata con cariño al chico y le acompaña al cine o a diferentes cafés, que Abdeslam frecuenta habitualmente; también asisten a algunas fiestas de algunas organizaciones místicas con sus alucines y espectaculares rituales. El chico todavía es un niño, y con su dinero compra además de kifi, algunos juguetes con los que se entretiene, diversiones que son completadas con algunos regalos que le hace la muchacha, quien por otra parte, le da algunos besos ante el desagrado del muchacho al que la experiencia le origina carne de gallina y le produce un estado extraño. Un día la relación llega más lejos, al entrar en su cama la chica desnuda… la experiencia deja en el muchacho un estado de malestar, y una honda culpabilidad por haber pecado.

Andeslam que de siempre tiene unos sueños y ensoñaciones que le hacen prever un futuro catastrófico y lleno de males, no parece ser consciente de los peligros que le acechan, empezando por los que asoman en su propia casa… un chorbo que se convierte en objeto de deseo, en primer lugar del tal Brahir quien le comenta que acabará con él en la misma cama, a las buenas y a las malas. En medio de repetidas discusiones sobre el tema y ante la negativa combativa del muchacho son varias las peleas que se desencadenan, lucha desigual en las que el que sale perdiendo es siempre el muchacho, que piensa acera de su futuro, pues siendo ya mayor tendrá posibilidades de vencer en el enfrentamiento al agresor… Las frecuentes visitas de mujeres y jóvenes a la casa, algunos de ellos llegan a conocer los golpes que Bachir propina al chaval, ante lo que es reprendido, y de manera muy especial por Auicha que le amenaza con aplicarle la ley de la calle a la que ella está muy acostumbrada.

El adolescente vive en una tensión creciente, rodeado de borrachos, de mujeres de la vida y de hombres pendencieros y pervertidos, y ha de sortear los peligros que le hacen vivir como un verdadero experto en al arte de la esquiva… y de la huida ante los continuos consejos que le dan quienes ven la vida de riesgo que lleva. El muchacho sigue su sinuosa marcha, avanzando por el filo de la navaja, creando en quienes se arrimen a las páginas del libro, una sensación de inquietud, ante los pasos, los gestos y las tambaleantes salidas que van anidando en la mente de Abdeslam… y una incertidumbre de hasta dónde resistirá en medio de aquella acechante jauría.