Por Iñaki Urdanibia

Sabido es que las fajas promocionales que acompañan a los libros, conste que las de todas las editoriales, no suelen andarse con chiquitas, así un par de libros que tengo entre manos, ambos del género negro o afines, pueden servir de clara muestra de lo que digo: la última novela de Fred Vargas, ediata por Siruela, va acompañada del mensaje «vuelve la reina de la novela negra europea», la otra de Davide Longo – de la que voy a hablar en este artículo – reza: «la gran voz de la novela negra europea»; en fin, no entraré en si lo dicho responde a la realidad o no, mas sea como sea, ambos libros son realmente reseñables.

Davide Longo (Carmagnola, Turín, 1971) ha brillado, y ha sido galardonado, según cuenta la solapa, en diferentes registros e intervenciones relacionadas con la literatura, las artes, su práctica y enseñanza. En el terreno de la novela negra, ha emprendido la tarea de escribir una serie, Los crímenes del Piamonte, que va a componerse de cuatro entregas, de las que de momento en castellano han visto la luz dos: «El caso Bramard», y ahora «Las bestias jóvenes», ambas publicadas por Destino. Me atrevo a afirmar que nadie que se acerque a dichas obras se aburrirá, y ello fundamentalmente por la presencia de unas diseminadas tramas que se abren a diferentes terrenos e hipótesis, y por la toma de pulso del escenario y época en los que sitúa sus historias: Piamonte, y más en concreto Turín y sus alrededores. Alguien ha definido al escritor como el Camilleri del norte, y sí que es cierto que el creador de Montalbano rodeaba sus historias con las atmósferas, no climáticas sino sociales y de tradición y costumbres, de su Sicilia natal, Longo retrata, al pasar, el tejido social e histórico de su lugar de origen. El paisaje cobra vida, convirtiéndose en metáfora de la vida de los humanos; la montaña como bello horizonte y el ascenso de las cumbres, emparejado, con las dificultades propias de la existencia, ascensos que el comisario frecuenta como en su momento lo hiciesen otros escritores célebres de la zona, y estoy pensando en Dino Buzzati o en Primo Levi. En el primer caso presentado, el del libro anterior, salía a relucir la trata de blancas y la prostitución en el Piamonte, como enclave destacado para tales manejos. Ahora, la mirada de Longo se dirige hacia otros derroteros, más ligados a los años de plomo de los años setenta, a los que sucedieron los años de invierno en palabras de Félix Guattari.

En unas obras relacionadas con la construcción del polémico TAV que une la ciudad italiana con Lyon (que se lo pregunten a Erri de Luca)se halla una fosa con diez cadáveres de jóvenes cuyos golpes en la nunca denotan que han sido asesinados. El comisario Vicenzo Arcadipane fue el primero en llegar, con su equipo de la policía de Milán, al escenario del crimen, mas órdenes son órdenes y así la jefatura decide que el caso ha de ser asignado a a la brigada especializada en los crímenes de la Segunda Guerra Mundial, cuerpo dirigido por un tal Nancisbene. A Arcadipane hay cosas que no le cuadran, ya que entre los restos hallados hay objetos que no corresponden a los años inmediatamente posteriores a la contienda mentada, sino que son más recientes; a la vez le escama que vea claros intentos de borrar las posibles causas, y circunstancias, del hallazgo de los asesinados. En tal tesitura decide seguir con la investigación para lo que acude a buscar ayuda en quien fuese su antecesor, y mentor, en el cargo, el comisario Corso Bramard, que vive retirado del mundanal ruido tras haber abandonado la policía, más bien ser dejado de patitas en la calle, pues al haber perdido a su mujer, asesinada por un asesino en serie, y su hija que había desaparecido sin dejar rastro, le sumió en una honda depresión que trataba de aplacarla con el recurso a la botella, lo que motivó el fin de su carrera, y la dedicación a impartir clases de lengua e historia italianas a media jornada en un instituto, antes de recluirse en el campo. La intuición de éste era brillante, brillo que iba acompañado de un comportamiento ético impecable. Por si fuera poco, Arcadipane busca ayuda igualmente en una variopinta Isa Mancini, que luce un aspecto singular en el vestir y en su peinado, que casan a la perfección con su irreverencia, que le había conducido a ser separada del servicio por su carácter deslenguado y sus continuos deslices díscolos con respecto a la superioridad.

Con tal compañía se inicia la investigación paralela a la oficial, y para ello no se frenan a la hora de desempolvar dossieres arrinconados, y las pistas se despliegan en una red que une algunas cuentas pendientes de los años de posguerra, con derivaciones que van hasta el presente, con un trasfondo político que se trata de ocultar, para dar una imagen impoluta de los funcionarios del estado, y afines, frente a los malvados revolucionarios que habían recurrido a las armas para tratar de dar la vuelta a la tortilla, podrida del poder, que hundía sus raíces en los tiempos pasados y no depurados, del fascio. La mirada va a desembocar en los tiempos nombrados, y el peso de un atentado contra la sede del grupo neofascista MSI cobra especial relevancia, ya que se hallan nexos de unión entre alguno de los sospechosos de la autoría y los huesos hallados en la fosa, y se van desmadejando los hilos que dejan ver la presencia de las cloacas del Estado, el uso de la violencia terrorista, supuestamente como respuestas a la del otro lado, si bien su centro de gravedad era la defensa del estado de cosas, con los privilegios correspondientes para algunos y con los mandos del poder pegados a la tradición, al orden y la ley. Ciertos aires de familia planean con respecto a aquella justificación del nazismo y sus campos como respuesta al bolchevismo teorizada por Ernst Nolte.

La ocultación bajo diferentes máscaras de ciertos actos brutales, atribuyéndoselos a posibles luchas internas de los miembros de las filas rebeldes, aparecen en una aislada y abandonada granja que bien podría calificarse de los horrores, ya que allá se encerraba, se torturaba y se liquidaba a los considerados indeseables. Los tres investigadores van atando cabos que exigen la atención lectora para no perderse en cierto laberinto, que es pintado con estilo y con una prosa veloz y elegida; Longo no señala con el dedo sino que sugiere lo que hace que parta de que el lector no es un mero seguidista sino que es capaz de trabajar su mente con los datos que se le van salpicando. Historias se van acumulando dejando lugar a los perfilados retratos del ámbito familiar inscritas en la vida de los protagonistas y en los cambios que la realidad provoca en ellos; los vívidos diálogos de los diferentes personajes, que presentan las versiones de las diferentes partes, hacen que la lectura cobre velocidad e interés.

Todo lo dicho hace que se puede hablar sin dudar de una novela de investigación a la que se ha sumar la pintura de la época, con el centro de gravedad de la política, y sus moviizaciones, acciones y violencias enfrentadas, siglas incluidas, mas en cambio no resulta fácil encasillar a la novela en el género negro puro y duro… pues desborda en algunos de los aspectos nombrados. Y lo narrado en nivel hipotético..si non é vero è ben trovato.