Por Iñaki Urdanbiia
Este pasado día 5 se cumplían cien años del nacimiento de este intempestivo cineasta, escritor, y más cosas, cuyo compromiso cívico, y su propia vida, resultaba un incordio para todo dios, al disparar con su cámara y su pluma contra tirios y troyanos. Recurro a la recuperación de varios artículos publicados sobre él, que bien pueden servir para acercarse a su figura y servir de homenaje
Roma de postguerra
Pier Paolo Pasolini
Una vida violenta
Seix Barral, 2003.
Más conocido quizá por sus películas que por su escritura y también por su peculiar vida, nada digamos de su macabra y misteriosa muerte allá en 1975, a manos de una banda de gamberros, valga el eufemismo, Pier Paolo Pasolini fue un genial escritor como lo dejan ver sus novelas, y porqué no, sus poesías. Hablaba el cineasta al final de su película Teorema de la «prosa sórdida de la actualidad», y al fin y al cabo toda su escritura novelística (Los chicos de la vida, Petróleo y ésta que ahora se presenta, «Una vida violenta») no hace sino dar cuenta precisamente de la dura existencia de unos seres dejados de la mano de dios. El secreto de la poética pasoliniana, no obstante, es infiltrarse en el lenguaje habitual de la sociedad biempensante o normalizada, recurriendo al lenguaje, al argot, de los bajos fondos, de allá donde la ciudad todavía no ha conseguido su dosis de asfalto, y todo es barrizal, escarpado, ortigas y zarzas. En tales terrenos baldíos y lúgubres se mueven sus personajes, en medio del decorado (?) del puro arrabal, dotado de su ración de destartaladas chabolas, en medio de las borgate y las orillas siniestras del Tíber suburbano. La escritura de Pasolini huye de las fórmulas hechas que no hacen más que ocultar lo real, lo real escondido y así su lenguaje adopta un tono singular de lo no dicho, de lo difícilmente formulable, al menos en el lenguaje consolidado…aspecto que hace que la crudeza de la vida salpique la prosa del italiano y como tal convierta en política, eso sí sui generis, toda su escritura, y en general, todo su quehacer… siempre en el centro la ciudad, las relaciones con los otros y consigo mismo; lenguaje político y colectivo, surgiendo de en medio de las relaciones familiares y sociales que se fracturan por todos los costados. Por momentos podríamos hablar de que el tono bien podría pertenecer al ambiente lumpen, casi como los mismos posicionamientos ambiguos y contradictorios del escritor en su misma vida; siempre intempestiva e inclasificable, en constante divorcio y fidelidad con respecto al Partido Comunista y a la izquierda en general, sus coqueteos perpetuos antagónicos y heréticos con respecto a la Iglesia, o sus tomas de postura puntuales contra el aborto y por su legalización al poco, o su escandalosa oposición a los estudiantes en los años 68 y 69, ensalzando en cambio a los polis que les machacaban, porque éstos sí que eran hijos del pueblo… Quizá no esté de sobra, de cara a comprender su inestabilidad aquello que se puede leer en sus Cartas luteranas: «la vida consiste ante todo en el ejercicio imperturbable de la razón; seguramente no en la postura adoptada de una vez por todas, menos todavía en lo que hace a la vida lo que sería puro “indeferentismo”. Más vale ser enemigo del pueblo que enemigo de la realidad».
En Una vida violenta se da de manera paradigmática todos los aspectos que acabo de señalar. Ültima obra antes de dedicarse de lleno al cine, publicada en 1959, retrata a un joven de nombre Tomasso que en su desbrujule existencial (familiar, social, político) busca un destino propio, una conciencia personal que le va a arrastrar de las manadas fascistas – con espíritu de derrota y humillación – con sus actividades más propias de gamberros y de perdonavidas que otra cosa, a la colaboración con los comunistas, y con el posterior hundimiento en la delincuencia pura y dura. Violencia rezuma esta inseparable historia – una vez que uno la comienza – que hace leer con el aliento contenido y, a veces, con el asco ante la gratuidad de una violencia guiada por jefecillos matones y falócratas, capaces de cambiar de chaqueta(en caso de tenerla, o haberla afanado) y de vender hasta a su propia madre por unas liras, hablando de la moneda de la época.
Época retratada, en blanco y negro, puro estilo neorrealismo italiano…en la que se ve en juego la pérdida de sentido, y la carencia de valores familiares y sociales, y como resultado la búsqueda de unos ambientes sustitutivos que les den, a estos sujetos, lo que no hallan donde en principio han de encontrar: afectos familiares, valoración y oportunidades laborales y placenteras… ¡Una novela de una pieza! ¡Una lectura inolvidable, de las que dejan profunda huella!
————————————————————————————————————-
Un pensar intempestivo
Pier Paolo Pasolini
Escritos corsarios
Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2009.
Al escritor, cineasta, intelectual, poeta, polemista y activista italiano podría aplicársele aquello de que con él llegó el escándalo, tanto en su vida como en su propia muerte. Pasolini era de los que escandalizaba, descolocaba, sorprendía al exponer opiniones que no dejaban indiferentes a nadie, ni a la derecha ni a la izquierda, ni a la poderosa Iglesia católica, ni al influyente, partido eurocomunista italiano.
Ya el mismo título de esta recopilación de artículos periodísticos-aparecidos en el Corriere della Sera, Il Tempo, La Stampa…- marca la orientación de su quehacer, siempre al abordaje ante la actualidad que le tocó vivir. Partiendo de algunos signos /símbolos (pelo largo, textos de examen, sloganes publicitarios, debates sobre el divorcio, atentados, los cambios urbanos y sociales, etc.), el cronista diseca el tránsito que atravesaba su país, desde el fascismo de viejo tipo al neofascismo (pragmático, hedonista, consumista y americanizante), y los desplazamientos que van a sufrir los valores claves (Patria, Familia, Iglesia) en los años setenta, así como la estructura económica del país mediterráneo. Tachado de loco, de irracional, de nostálgico de la Italieta, etc., Pasolini no se achanta y se enfrenta a quienes le insultan, como los locos que se fijan en las caras de la gente y en su comportamiento; desvelando los códigos que desembocan en comportamientos, huyendo del lenguaje verbal convencional y esterilizado, para fijarse en el lenguaje físico y mímico (multiplicado por la televisión) que denota los cambios que se van produciendo y ante los cuales los políticos y adláteres parecen hallarse fuera de juego. Con ellos debate sin remilgos y sin miedo a quedarse al margen de los discursos dominantes, ya sean de la derecha como de la pretendida izquierda que se ciñe al marco liberal en pro del desarrollo de la nación. El Vaticano, la Democracia Cristiana, Ítalo Calvino, Alberto Moravia, los periodistas del periódico del PCI de Enrico Berlinguer… son algunos de sus interlocutores ante los que desde luego no muestra la menor piedad, y sí amplios aires radicales(de los de Marco Pannella), irreverentes y libertarios. Sin olvidarse de ajustar las cuentas con los gauchistas, que con su maximalismo no parecen tener en cuenta los cambios – hasta antropológicos – que se dan en los habitantes de la bota mediterránea. Solo ante el peligro, con arrojo avanza, el crítico en los más de cuarenta artículos que, fechados entre 1973 y 1975, componen su libro. Todos los temas candentes de su país en lo que hace a política, cultura, costumbres, etc. son tratados por la mirada crítica del solitario Pasolini.
No me resisto a concluir este comentario sin copiar unas palabras harto significativas del autor, pronunciadas en una conversación con Jean Duflot, en 1970: «Confieso que la palabra barbarie es la palabra que más me gusta en el mundo. Sencillamente, esté en la lógica de mi ética, porque la barbarie es el estado que precede a la civilización, nuestra civilización, nuestra civilización: la del sentido común y la previsión, la del sentido del futuro. Comprendo que esto puede parecer irracional e incluso decadente, pero mi formación política la he hecho en compañía de “decadentes” como Rimbaud y Mallarmé. Hay que restituir a ese decadentismo su sentido histórico y no moralista. La barbarie primitiva tiene algo de puro, de bueno: la ferocidad sólo aparece en casos excepcionales. En cualquier caso, cuanto más primitiva es, menos “interesada”, calculada, agresiva, terrorista resulta». ¡Así Pier Paolo Pasolini!
Irredento Pier Paolo Pasolini | Periodico Apia Virtual 12 / II / 2015
Iñaki Urdanibia: “Recordando a Pier Paolo Pasolini” – TALAIATIK – Podcast en iVoox
20 / V /2015
LA ESPINA ROJA: EDITORIAL TROTTA PUBLICA “TODOS ESTAMOS EN PELIGRO. ENTREVISTAS E INTERVENCIONES”, DE PIER PAOLO PASOLINI 19 / III /2018