Por Iñaki Urdanibia

«Mi hipótesis inicial e el siguiente: en la medida en que nosotros, los tardomodernos, apuntamos a poner el mundo a disponibilidad, este nos encuentra siempre como un “punto de agresión” o como una serie de puntos de agresión, es decir, como un conjunto de objetos a ser conocidos, alcanzados, conquistados, dominados o usados. »

Hartmut Rosa (Lörrach, 1965) es considerado como el pensador de la aceleración, moviendo su quehacer entre la sociología y la filosofía, continuando la senda abierta por la teoría crítica de la Escuela de Francfort. El profesor de sociología general y teórica en la universidad Friedrich Schiller de Viena ha sido portavoz de un grupo de investigación Landtke, Acceleration, Activation (Post-Growt Society) que centra su trabajo en la crítica del crecimiento. En esta vía, en unas reflexiones sobre la situación y efectos provocados por la Covid-19, recogidas en un libro de le Philosophie Magazine: 21 penseurs pour 2021, y en consonancia con sus posturas, veía el momento propicio para desacelerar, teniendo en cuenta la frenada que había supuesto el virus en la producción, lo que había mostrado la capacidad, y su capacidad normativa, de la política de cara a tomar decisiones que fueran de carácter antieconómico por el bien de la autoridad.

La aceleración a la que se refiere expresa la actividad técnica con la inmensa capacidad de desplazamientos, la velocidad con que se desarrolla la vida social y sus consecuencias con la velocidad que adoptan nuestras vidas, con sus efectos en las relaciones de cada cual con el mundo, con la sociedad, que llevan a tener la impresión de que el tiempo y el espacio se encogen, se concentran. Si anteriormente ya había dejado expuestas sus posturas en obras como Resonancia. Una sociología de la relación con el mundo (Katz, 2010), única obra del autor publicada de Pirineos abajo, ahora ve la luz una obra que complementa las teorías expuestas en el anterior: «Lo indisponible», editado por Herder. En el libro breve pero intenso que ahora ve la luz, aparecen una serie de conceptos claves en su quehacer: además de las ya mentadas aceleración y resonancia, asoman los de agresión, disponibilidad e indisponibilidad.

Los humanos tenemos tendencia a exprimir al máximo el mundo, extrayendo de él siempre más y más, lo que denota una actividad agresiva, que conlleva la falta de respuesta del mundo que no resuena, que como replegado no responde a nuestras llamadas; se muestra indisponible al no dejarse dominar con entrega absoluta. Este silencio que señala origina un estado de alienación, concepto que el autor toma del joven Marx, aplicándola al estado que se da en la modernidad tardía. El mundo no está a nuestra entera disposición sino que está disponible en su indisponibilidad permanente, que no es sino una forma guiada por la falta e imposibilidad de planificación de todo por parte de los humanos. El silencio del que hablo, como forma que adopta la falta de resonancia, muestra las dificultades crecientes que se dan entre el sujeto y el mundo, entre el hombre y la realidad. Precisamente la nombrada resonancia sería la buena relación, la relación equilibrada entre el sujeto y el mundo, sin que ninguno de ellos se viese forzado en detrimento del otro.

La travesía, de nueve capítulos, que recorre Hartmut Rosa se inicia con El mundo como punto de agresión, la voluntad de dominio de los objetos por parte de de los sujetos humanos supone una tensión creciente, aumentada en este siglo por la implantación de «la digitalización, la competencia desatada y los constreñimientos político-económicos al incremento y la optimización provenientes del capitalismo financiero». La traducción de todo esto se plasma en una competición generalizada que alcanza a los propios sujetos en una agotadora cerrera por lograr nuevas cotas de éxito profesional, corporal, etc. Una permanente exigencia de mejor que no se ciñe únicamente a los ámbitos nombrados sino que se extiende a los pagos del conocimiento, a la tendencia a saberlo o disfrutarlo todo, obras literarias, composiciones musicales, sin obviar las múltiples obligaciones cotidianas. Distingue Rosa entre el ámbito estructural apropiado para ser aprehendido por la tercera persona del cultural para lo que se precisa la primera. Esta carrera no se ha detenido desde el siglo XVIII que fue cuando se produjeron unos cambios económicos e institucionales que basan su mantenimiento en un constante incremento, así, dice Rosa: «una sociedad es moderna cuando se puede estabilizarse de manera dinámica, es decir, cuando necesita el constante crecimiento (económico), la aceleración (técnico) y la innovación (cultural) para mantener su status quo institucional». Siempre se ha de ir más alto, más rápido, más lejos, tratando e evitar ir a peor, y temiendo poseer menos, y logrando poner más mundo a nuestro alcance, lo que supone la imagen del éxito. Los medios de locomoción amplían los horizontes abarcados: desde la bicicleta juvenil al avión, pasando por la moto, el coche, etc. en una ampliación permanente; esta ampliación se presenta también en lo que hace a vivir en lugares que brinden más oportunidades, o también en lo referente a acumula más conocimientos de idiomas u otros saberes como manera de ampliar horizontes.

El siguiente paso es el de delimitar las Cuatro dimensiones de la disponibilidas: el hacerse visible, estar ahí, alcanzable, el intento de volver dominable o poner bajo control, y volver utilizable o poner al servicio de; y una vez aclarado esto se pasa al capítulo siguiente: La contracara paradójica: el misterioso repliegue del mundo, en el que se expone el temor a la pérdida que supone esta especie de repliegue del mundo, lo que es traducido con el lenguaje marxista de alienación, en el de Max Weber y sus reflexiones sobre los intentos de racionalización de todo y el consiguiente desencantamiento, o el recurso a Simmel y sus intercambios de efectos, y Durkheim y su diagnóstico de anomia, con posteriores referencias a las muestras literarias y filosóficas de Schiller y sus dos mundos, al absurdo y el silencio del mundo presentado por Albert Camus, o el ejemplo de los personajes de Samuel Beckett como seres enmudecidos ante la falta de resonancia del mundo y los análisis de Hannah Arendt acerca de la desconexión de mundo y sus efectos depresivos. Subrayando que estamos ante la enfermedad de la época, y sus variadas descripciones por Marx, Adorno o Luckács, Arendt, Blumemberg o Weber… mal que se encarna en el peligro de no escuchar más el mundo.

El paso siguiente es el de señalar El mundo como punto de resonancia, en donde relaciona sujeto y objetos y sus mutuas correspondencias y efectos, modos de relación que suponen la respuesta del mundo y la intencionalidad de la mirada del sujeto que se siente interpelado, señalando los diferentes rasgos: el momento de conmoción (afecto), el momento de la autoeficacia (respuesta), el momento de la asimilación transformadora y el momento de indisponibilidad.

Prosigue la travesía con la presentación de Cinco tesis sobre la disponibilidad de las cosas y sobre la insdisponibilidad de la experiencia, en donde se muestra las condiciones de actitud con respecto al eco de la resonancia, sus limitaciones y los obstáculos provocadas por la posición de dominio con la que se comporta el sujeto en su acercamiento al mundo, en la tensión que se constituye la disponibilidad e indisponibilidad. La voluntad de dominar, controlar, expoliar el mundo se presenta en la explotación infatigable de recursos económicos, las disputas por los derechos de propiedad, y lo intentos de monopolizar, por parte de los poderes, el debido acceso al mundo, que se aplica igualmente al campo de los individuos.

La páginas siguientes se centran en la disponibilidad y las frustraciones que se originan de manera automática, aplicadas a la trayectoria vital de los humanos: ¿Poner a disponibilidad o dejar suceder? El conflicto fundamental en seis estaciones de la trayectoria de la vida que será completado por el análisis del nivel institucional y unas derivas finales sobre el deseo… con un final de tintes pesimistas en la medida que si no se da un cambio de rumbo la sociedad de los humanos parece destinada, sin ser un veredicto definitivo, a ser un mundo completamente desgraciado… en esa carrera, como la de Sísifo, de los humanos guiados por la vena prometeíca, con los peligros de la salida frankensteiniana.

Hartmut Rosa en un ensayo veloz, y de profundidad, ofrece una visión de cuyo destino solamente depende la acción responsable de los humanos, adoptando la manera adecuada de relación con lo indisponible del mundo, adoptando una postura propia de la resonancia… reflexiones que bien pueden servir para los niveles sociales como para los individuales: una invitación a una ecología social y singular. Y el ejemplo inicial de la nieve que marca el espíritu de la obra; fenómeno inesperado, imprevisible, con sus copos inatrapables… ejemplo de lo indisponible.