Este es un canto a la vida, a la libertad y la constancia, a no rendirse ni venderse por nada y nunca.
En tus manos se enreda el viento
como la brisa en verano
y nace el sol.
Y el tiempo cambia
en ese aroma inmenso de tus ojos
unas palabras que vuelan
en los poros del día,
como la primavera en un llano,
como la música en la flor.
Silvestre boca
que inventa sueños
como el oceano su playa,
como la lluvia en el barro
y no se rinde
aunque te entregue el alma
o sangre con su voz.
De Ramas del Tiempo. Domingo Acosta Felipe.