Category: PATRICK MODIANO


Por Iñaki Urdanibia

Patrick Modiano, el premio Nobel de Literatura 2014, continua demostrando que la memoria es la materia prima de su escritura; casi podría variarse la afirmación y dejarlo en que el pasado sale a su encuentro sin cesar, dejándole huecos, a modo de agujeros negros, que pretende llenar una y otra vez. Resulta de este modo que lo suyo es un permanente ejercicio de anamnesis. No pasaré lista, pero ahí están su Pedigrí, Dora Bruder, Reducción de condena, La calle de las Tiendas Oscuras, o Trilogía de la Ocupación. [Más información al respeto puede verse al final del artículo*].

En la presente ocasión, Anagrama publica un par de obras del escritor francés: «La chevreuse» y «Muñequita linda», esta última escrita junto a Pierre Le-Tan. En ellas seguimos viendo al escritor en su laberinto, pegado a una tela de araña de la que quiere desprenderse, para lo que ha de sacar a relucir sus dotes detectivescas. Es tal su tenaz empeño por poner luz sobre la oscuridad que en más de una ocasión a lo largo de las páginas del libro podemos leer: «casi había acabado su libro, y en ese libro se había quitado de encima todo el peso y la negrura de aquellos últimos años. un peso que pensaba que estaba condenado a cargar toda la vida con el riesgo de que todo volviera a empezar»; precisamente pronuncia estas palabras en el momento que el protagonista, escritor, parte para la Costa Azul para dar forma al libro que presenta esta historia… momento en que comenzaba la vida del escritor

Desde hacía una quincena de años la sombra de una mujer no le abandonaba, la había conocido en la casa del Doctor-Kursenne en donde la había visto con unos cuantos sujetos, cuando el escritor rozaba los veinte años; si aquellos encuentros habían quedado arrinconados en el almacén de su memoria, en los últimos tiempos salieron a flote, obsesionándole como unos omnipresentes fantasmas. El deseo de aclarar las cosas, aun sabiendo que la vida no tiene marcha atrás y que lo sucedido a pesar de no ser realmente de recibo pasó. El protagonista de la historia, de las historias, que sea dicho al pasar no cabe duda de que es el propio escritor travestido en su personaje literario, Jean Bosmans, trata de atar cabos para lo que visita distintos lugares, entre otros el valle de la Chevreuse en donde se une a Camille y Martine Hayward, en un albergue cuya propietaria había sido Rose Marie Krawell, la que le acogió en tiempos pasados, tiempos en los que Camille frecuentaba el círculo de algunos mafiosos; uno de los hijos, de unos de los jefes, René-Marco, era cuidado por una señora que encerraba al niño para evitar que viese a semejantes caballeros y el ambiente decadente y nocturno que traían. Jean, el narrador y protagonista cayó en la cuenta de que algo oscuro se tramaba. Cuando comienza a intentar aclarar lo vivido, de manera incompleta, algunas pistas le llevan a un garaje que parece ser un sitio esencial en los manejos que la banda se traía entre manos al igual que al parisino hotel Chatham, en donde se veían algunos personajes como Gama y Vincent; se entrevista con algunos seres que le dan posibles pistas, moviéndose siempre en medio de personajes extraños, misteriosos, algunos de ellos habiéndose conocido entre rejas; no se apodera el desánimo del buscador, a pesar de recibir como respuesta un constante no sabe, no contesta, o a lo más: un que solamente fueron encuentros fugaces, a pesar de lo que se dio la intervención de la brigada mundana, anti-vicio, lo que significaba algo; siempre con el eje de la búsqueda: Camille Lucas “Calavera”, y un número de teléfono de los antiguos: AUTEIL 1528. Si digo que de hecho el autor habla de sí mismo, baste mencionar la aparición de Boulogne, su lugar de nacimiento, toujours Paris, los internados, y la madre, artista en diferentes salas de variétés y el padre siempre mezclado en asuntos turbios, chungos… son los recuerdos de niñez, y en el libro se lee: «somos de nuestra infancia, igual que somos de un país». Avanzando, sin acabar de esclarecer las cosas, en una densa nebulosa, y una cada vez más irrespirable atmósfera, que hace que sus recuerdos sean fragmentarios y borrosos, temblando a la vez que avanza en sus pesquisas al creer que en la medida en que se acerque a descubrir el secreto, puedan acabar con su vida, ya que los seres cuyos negocios intenta investigar son gentes curtidas en asuntos turbios, relacionados con el mercado negro en tiempos de la Ocupación, que fueron sus años de aprendizaje.

En alguno de los artículos escritos sobre distintas novelas del autor, recurría a algunas palabras del propio Modiano para explicar su quehacer caleidoscópico entre fantasmas: «mis textos me dan la impresión de un caleidoscopio siempre con las mismas figuras que reaparecen… tenía la impresión de desembarazarme de algo en cada libro, de aclarar alguna cosa, para tener el campo libre y escribir sobre lo que me interesaba […]. Tengo siempre la impresión de escribir el mismo libro, siempre las mismas fichas, mas adoptando diferentes formas y revisiones…». Muchas veces se ha afirmado que el escritor siempre escribe el mismo libro, y preguntado al respecto, ha solido responder que realmente él tiene la sensación de escribir siempre la misma novela; en este orden de cosas se ha hablado de la petite musique de su escritura, que suena como fondo de sus historias, narradas con una prosa tranquila rescatando el tiempo perdido, siguiendo la irregular marcha del eterno retorno.

El otro libro que he mencionado, es una obra de teatro, y las ilustraciones del libro presentan el programa y el desarrollo de la obra, con expresivos dibujos de Pierre Le-Tan. En el breve libro nos las vemos con un grupo de canto, Peter-Pans, que tenían cierto éxito veinte años antes; ahora los supervivientes de aquel conjunto, de los cuatro que en origen era, se reúnen, los muertos no se olvidan de enviar sus fantasmas, que asisten a la interpretación del que era su tube par excellence: Muñequita linda, obra en la que se cruzan la nostalgia y la ironía, con el inexorable paso del tiempo que, como es natural, afecta a los que todavía quedan en vida, dejando sus marcas y pliegues.

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( * ) Algunos artículos anteriormente publicados del escritor francés:

El Nobel de Literatura va para Patrick Modiano, tenaz topógrafo de la memoria | Cultura | GARA Euskal Herriko egunkaria 10 de octubre de 2014

Sostiene Modiano – Kaos en la red 7 de agosto de 2015

Encuentros narrados – Kaos en la red 1 de julio de 2017

PATRICK MODIANO TRAS EL NOBEL | Cartel de las Artes y las Letras 13 de junio de 2018

Patrick Modiano, laberintos de memoria y olvido • 21 marzo de 2022

N.B..: No es por, pero sí quisiera señalar que algunos de estos artículos se alimentaron , con los respectivos fusilamientos, de algunos artículos publicados mucho antes de que se concediese el Nobel; igualmente en una tertulia que dirigía se prestó atención lectora a la Trilogía de la Ocupación, algún tiempo antes de que Patrick Modiano fuese galardonado.

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Puestos a… me permito, copiar un artículo hoy inencontrable:

Recuperando a Patrick Modiano

PorIñaki Urdanibia

Si el último premio Nobel de literatura era conocido, por supuesto además de en su país, de Pirineos abajo, desde que le fue otorgado el codiciado galardón sus libros llenan los anaqueles de las librerías. Si habitualmente sus obras habían sido traducidas por Anagrama, sin olvidar algunos libros editados por Seix Barral, Debate, Pre-Textos o Cabaret Voltaire, ahora el abanico editorial se ha ampliado si bien la catalana sigue manteniendo la palma; así desde noviembre de año pasado, fecha del premio nombrado, son cuatro los libros que han visto la luz. Libro de familia , Accidente nocturno (ambos en noviembre del año pasado) y ahora, en marzo, <Una juventud y Tan buenos chicos. En fin, una afortunada recuperación de sus primeras obras en toda regla.

Pues bien, en las obras de las que hablo se puede observar un asentamiento de un notorio minimalismo (auto o pseudo biográfico), con respecto a sus tres primeras novelas – las que componen la Trilogía de la Ocupación – en la que el tono expresionista destacaba haciendo que algunas páginas pareciesen conseguidas réplicas del más disparado Céline – el de Guiñol´s band, por ejemplo -, de Larbaurd, Rimbaud, ya señalaba el propio escritor que si se hiciese una radiografía de sus obras se podrían encontrar a todos esto autores, además de algunos de los episodios esenciales de la historia hexagonal desde los años veinte del siglo pasado, si bien podría matizarse en lo que hace a las cuestiones de índole histórica que «todo había comenzado en la que L´ÉTOILE era el centro de gravedad» como se puede leer en Accidente nocturno.

En la lectura de las cuatro breves novelas de las que hablo se puede oír <la petite musique propia de la escritura modianesca, amén de otra serie de marcas de la casa a las que luego me referiré. Primero h/ojeemos los cuatro libros nombrados:

Libro de familia (1977)

Se mezcla en esta novela la vida colectiva y la memoria familiar. Se inicia la historia con el nacimiento de una niña, Zenaida (la primera hija de Modiano se llama Zina), cuyo padre además de narrador lleva el mismo nombre que el escritor, Patrick Modiano. Al ir a bautizar a su hija él se encuentra con un viejo amigo de su padre; vemos igualmente el retrato de una madre belga que era actriz y que debido a la guerra vio su carrera truncada. La historia se desarrolla en una nebulosa fantasmal avanzando por los terrenos habituales que conforman la escritura modianesca. Realidad e imaginación se entrecruzan haciendo que algunos de sus personajes resulten trasparentes en la vida del autor.

Una juventud (1981 )

Dos treintañeros de origen urbano, Odile y Louis, que habían vivido años en la capital del Sena, habitan ahora en medio de una zona campestre: árboles que casan con una cercana estación de esquí, y los medios de transportes propios de tales instalaciones. La vida narrada se desarrolla de maneras intensa en París y allá, como no podía ser de otro modo, andamos por los bulevares, visitamos hoteles, cafés, salas de fiesta…y vemos trabajando en un garaje a Louis, lugar en el que ve que hay gato encerrado ya que algunos de los personajes que por allá pululan no parecen trigo limpio de ninguna de las maneras. Odile trata de ser cantante pero las cosas no son tan fáciles como ella esperaba… La vida presentada se ve cubierta por la oscuridad de la noche y los ambientes plenos de variopintos personajes que provocan una cierta inseguridad entre quienes a tales lugares acceden siempre que no sean de la banda. Los aires enviciados propios del París canalla de los años de la ocupación flotan en el ambiente.

Tan buenos chicos (1982)

Podría hablarse de la forma collage en esta novela por su carácter fragmentario que en su disparidad, no obstante, hace que vayan confluyendo las distintas piezas para completar la diseminación inicial del rompecabezas planteado. Un colega del narrador, amigo de otros tiempos, desencadena una búsqueda en el pasado ¿qué habrá sido de aquellos amigos?. La visita no se dirige esta vez a la paradójica memoria de lo no vivido, la Ocupación y sus sombras, sino a los años de la juventud perdida… Y la melancolía blanca, acompañada de dosis de neurosis varias, se apodera de las páginas… hasta alcanzar los abismos de la locura.

Accidente nocturno (2003)

Cruzando la plaza de Les Pyrámides hacia la plaza de La Concorde, un automóvil que parecía proceder de ninguna parte, atropella a quien a la sazón era un muchacho, Del coche después de varios golpes, sale una mujer tambaleante, él padece intensos dolores. Llevado al hospital y adormilado por el éter, pierde el conocimiento. En Modiano las cosas las más de las veces no son lo que a primera vista pudieran parecer, y en esta ocasión este hecho banal, en el que el narrador muestra su maestría periodística, esconde algo de mayor relevancia. El recuerdo de otro accidente , en el que había sido atropellado unos años antes por una camioneta, se reaviva en la mente del protagonista que va a volver la mirada hacia atrás y que en una trabajosa investigación le conduce a revisar los años de su juventud…

No es la primera vez que me acerco a la obra del último premio Nobel de literatura en esta red:

http://2014.kaosenlared.net/component/k2/27543-patrick-modiano,-escribir-con-el-retrovisor

http://2014.kaosenlared.net/component/k2/97874-el-cuaderno-negro-de-patrick-modiano

HYPERLINK “http://2014.kaosenlared.net/component/k2/98053-la-agenda-perdida-de-patrick-modiano” http://2014.kaosenlared.net/component/k2/98053-la-agenda-perdida-de-patrick-modiano

Me permito, no obstante, tratar de acercarme a su escritura de una manera distinta, quizá con mayores pretensiones de sistematicidad, que en las ocasiones anteriores. Vamos allá.

De calidoscopios y fantasmas

Es importante subrayar que así como líneas más arriba citaba a Modiano cuando decía que en el principio – en lo que hace a su escritura – se hallaba en la place de l´Étoile, el principio de su vida lo señala él mismo en Un pedigrée: «he nacido el 30 de julio de 1945, en Boulogne Billancourt, 11 allée Marguerite, de un judío y una flamenca que se habían conocido bajo la Ocupación»; orígenes que quedan reafirmados cuando sometido al test de Proust y preguntado acerca de cuál era su pintor preferido, respondió con una respuesta doble-domo lo había hecho en su momento su admirado autor de En busca del tiempo perdido, que respondió nombrando a Leonardo da Vinci y a Rembrandt -: Modiano respondió: Modigliani y Bruhegel, el primero judío italiano instalado en París y pariente del escritor y el segundo pintor flamenco. Pues bien, si señalo lo que antecede es porque, a pesar de su apariencia meramente anecdótica, esa relación con sus orígenes es esencial para explicarse la escritura del escritor, ya que podría decirse sin rizar rizo alguno que la obra de Patrick Modiano es la elaboración de una novela familiar; y me explicaré. Define Marthe Robert (Roman desorigines et origines du roman): «es así como el niño viene a contarse historias, o más bien una historia que no es otra que un arreglo tendencioso de la suya, una fábula biográfica concebida a la medida para explicar la inexplicable vergüenza de haber nacido mal, mal dotado, mal amado»; matizando tales palabras podría decirse que Modiano quedó marcado por una infancia en la que el abandono, la falta de afectos y de padres fue una constante que le hacía sentir un sentimiento que fue el mayor acicate para lanzarse a escribir: «sentimiento que tiene relación con mi infancia. Hay infancias que podrían considerarse lógicas, comprensibles. La mía tenía algo de fraccionado; estaba constituida por piezas dispersas que tenía dificultad a la hora de unificar. Mis recuerdos de infancia carecían de coherencia, ya que hubo desplazamientos, cambios de lugares, de personas sin que comprendiese siempre por qué. Todo eso me resultaba enigmático».

Así este escritor inclasificable, y siempre a su bola, lo que le valido ser encasillado- a raíz de sus primeras obras al menos- como retro o como de escritura tradicionalmente clásica, no ha cesado a lo largo de su escritura de poner en pie un árbol genealógico que le uniese a sus antepasados y los tiempos que vivieron (tiempos obviamente no vividos por él) y que le hiciese comprender la genealogía de su propia identidad a partir de tales premisas). Con los antecedentes familiares señalados (véanse las anotaciones biográficas al final) y su niñez/ juventud cambiante el sujeto parecía tener todos los boletos en la lotería de la vida para haberse convertido en un consumado delincuente; su tabla de salvación fue la escritura, y cabe señalar en este orden de cosas cómo ciertos comportamientos tempranos dejan ver que no se perdía el joven Patrick en los terrenos cenagosos de los bajos fondos: falsificaciones de pasaporte en el que según conveniencia hacia costar la fecha de nacimiento como 1943 (para poder entrar a películas de mayores), la de 1947 (que constó en sus primeras novelas, y que le podía facilitar el escaquearse del servicio militar, además de servir de homenaje a su hermano Rudy que murió a los diez años y que nació realmente en tal año, y al que Patrick dedicó sus ocho primeras novelas). También es posible aceptar la explicación del propio escritor que dice que a la hora de falsificar su ya falsificado pasaporte inicial resultaba más fácil convertir el 3 final en un 7 que en un 5; en este orden de cosas tampoco se han de obviar sus falsificaciones de firmas y dedicatorias de libros de escritores célebres… todo da por pensar que de raza – más bien de educación o ambiente – le venía al galgo y que sus labores de ayudante para el que su padre le aprovechaba iban siendo aprendidas por el joven. La memoria como indudable materia prima de su quehacer es lo que al concedérsele el Nobel, los miembros de la Academia sueca le considerase como «el Proust de nuestro tiempo»; una memoria sobre la que Modiano ha investigado sin descanso tejiendo una historia (mejor sería decirlo en plural: unas historias ) que sigue el modelo de Penélope en la medida en que los mismos acontecimientos, personajes y relaciones son retocados y reescritos una y otra vez en las diferentes entregas. De ahí puede venir la sensación dejà vu que se origina en quienes se acerquen a sus obras.

Esta sensación señalada es la que hace que en repetidas ocasiones los críticos hayan señalado que Modiano – dicho sea al pasar como sucede con todos los grandes escritores – siempre escribe la misma novela, y que interrogado al respecto haya contestado que «mis textos me dan la impresión de un calidoscopio, siempre con las mismas figuras que reaparecen… tenía la impresión de desembarazarme de algo con cada libro, de aclarar alguna cosa, para tener el campo libre y escribir sobre lo que me interesaba – para añadir en otro lugar que – tengo siempre la impresión de escribir siempre el mismo libro». Ha añadido en más de una ocasión que en cierto sentido se ve aprehendido por cierta amnesia que le hace repetirse, con algunas variaciones, en sus escritos, ,cosa de la que toma conciencia tras haber concluido la escritura. Es ahí en donde se puede constatar el efecto caleidoscópico que señalo reiterando lo que él mismo sostiene. Significativa resulta la frase en la página 107 de su El lugar de la estrella : «caleidoscopios… un rostro humano compuesto de mil facetas luminosas y que cambia la forma sin parar». A esto puede sumarse el ambiente fantasmal que recorren sus narraciones (alguien ha hablado de ontología fantasma ) que hace que sus personajes sean ambivalentes, y que en muchos ocasiones son uno y otro, como queda claro en su Trilogía en la que el propio Schlemilovitch que tanto parece ser judío como no-judío, víctima o verdugo, judío sefardita o askenasi, en un atorbellinado baile que convierte los límites y perfiles en algo realmente borrosos, aspecto que puede extenderse a terrenos como el que separa a los colaboradores con otros seres de posturas diferentes… muchas veces el azar coloca a unos en un lugar en vez de en otro; situación ejemplarmente planteada en el film Lecombe Lucien de Louis Malle, del que Patrick Modiano fue guionista, y que levantó gran polvareda sobre el protagonista, pobre agricultor que por casuales circunstancias de la vida se convierte en colaborador… El centro de gravedad de la mirada modianesca se sitúa en las zonas neutras, las zonas grises de las que hablase Primo Levi. Esto mismo originó bastante revuelo con su primera novela, que situaba en el centro la cuestión judía y el antisemtismo ambiente en Francia, muy en especial en el mundillo intelectual, a lo largo de lo siglos y más en concreto en los momentos de la invasión germana, lo que le hace dar cumplida cuenta de las visiones de los Céline, Brasillach, Drieu de La Rochelle o Maurice Sachs, sin olvidar los nefastos posicionamientos del PPF de Doriot y toda la ideología francesa de Pétain y epígonos, basada en el terruño, la sangre y de más monsergas; algunos malentendidos sobre el tono humorístico, en casos cercano al cinismo, además de sus afiladísimas críticas al sionismo hicieron que el libro se retrasase en su publicación un año ya que en 1967 se desencadenó la guerra de los seis días; la obra había sido llevada a Gallimard por Raymond Queneau quien, casualidades de la vida, siendo amigo de la madre del futuro escritor, había dado clases de álgebra al pequeño Patrick. También jugaron a su favor y en su contra dos aspectos: una que era una obra pionera, luego le siguieron en 1969 y en 1972 las otras dos entregas centradas en la época: La ronda nocturna y Los paseos de la circunvalación en las que iba contracorriente con respecto a la versión que se vendía habitualmente en Francia (todos los franceses resistentes) centrándose más que en los caso de heroicidad en los de cobardía, el el aprovechamiento de la ocupación para medrar, apoderase de los bienes (casas incluidas) de los deportados judíos y de los que huían… siempre con la vista puesta en su padre y en los ambientes de mercado negro en los que se movió; así como digo el aplauso casi general le vino de todo el abanico ideológico hexagonal: desde los sectores críticos se le aplaudió, desde la derecha más extrema tampoco se le hicieron mayores ascos – en especial con respecto a la primera entrega en la que se exponía en un ejercicio atorbellinado de inter- textualidad – y hasta el premio que se le concedió el Nimier – hombre claramente posicionado con posiciones antisemitas -, cuyo tribunal estaba encabezado por el infumable Paul Morand, más de derechas que el grifo de la fría… en resumidas cuentas pocas fueron las voces que tomando sus posturas (de denuncia al mundo de la colaboración, de los gestapistas y milicianos, de los periodistas…) al pie de la letra, se opusieron a la carga de profundidad. Quizá la primera reitero, que invitó a abrir el dossier francés de la Ocupación. Obras que denotaban una indudable vertiente ética, de lucha contra el olvido, empresa guiada por el deber y la necesidad en la que coincidió con el incombustible Serge Klasfeld. Esta obsesión no desapareció de sus obras, mostrando él mismo su sorpresa al decir no hace tanto tiempo que no pensaba que la banda de Lauriston le iba a preocupar durante tanto tiempo. [Sirva como botón de muestra de lo que suponía aquella peña, lo que sobre tal banda dijese el periodista, pro-nazi, del ABC, César González Ruano, que flirteo con el nacionalsocialismo primero en Berlín, luego en París y más tarde cuando las cosas iban mal dadas bajo los Pirineos: «… pequeño hotel de Lauriston nº 93 estaba desde la entrada tomado por unos tipos poco tranquilizadores, como de gángsters… formando parte del sistema de la Gestapo en Francia consistente en aprovechar y meter a su servicio un detritus social de franceses o italianos y extranjeros reclutados en el hampa. Había, como policías improvisados, confidentes y colaboradores activos, un verdadero ejército de macarras, delincuentes y profesionales, chulos y boxeadores en ocaso, renegados y traidores del campo de las izquierdas y aventureros que en la Gestapo tenían su verdadera patente corsaria llena de svásticas y águilas protectoras». Para quien desee conocer tal sucio ambiente añado al final una escueta bibliografía] .

En fin, un escritor que echa la mirada para atrás y teje y reteje una y otra vez los orígenes de los que salió su ser… Una consistente obra que tiene como escenario privilegiado la capital del Sena, con importancia especial del XVIII arrondisement, sus bulevares, sus calles oscuras, sus tiendas, sus hotelitos, sus salas de fiesta, sus noches y sus recuerdos y las reconstrucciones del pasado de sus progenitores – muy en especial el de su padre – … ¿cómo cayó éste en medio de toda esta gente?… Y siempre una sensación sobrevolando : «me da la impresión de estar escribiendo una “novela de aventuras“ mala, pero no me estoy inventando nada. No, inventar no es eso… No crea que lo escribo por gusto, sino que no tenía otra posibilidad».

Bibliografía sore  la época :

+ Fernando Castillo, Noche y Niebla en el París ocupado. Traficantes, espías y mercado negro (Förcola, 2012)

+ Manuel Chaves Nogales, La agonía de Francia (Libros del Asteroide, 2010)

+ José Carlos Llop, París: suite 1940 (RBA, 2007)

+ Herbert R. Lottman, La rive guache. Intelectuales y política en París, 1935-50 (Editorial Blume, 1985).

+ Herbert R. Lottman, La depuración, 1943- 1953 (Tusquets, 1998 )

+ Alan Riding, Y siguió la fiesta. La vida cultural en el París ocupado por los nazis (Galaxia Gutenberg, 2011).

+ Maurice Sachs, El París canalla (Trama Editorial, 2001)

+ Rosa Sala Rose y Plàcid Garcia-Planas, El marqués y la esvástica. González-Ruano y los judíos en el París ocupado (Anagrama, 2014).

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Notas biográficas

1945: Nace el 30 de julio en Boulogne-Billancourt. Su padre, Albert Modiano, nacido en París en 1912, en el seno de una familia judía originaria de la cuenca del Mediterráneo, establecida en Italia y anteriormente en Egipto. Desde su juventud se entrega a negocios y tráficos diversos. En 1940 no se presenta al censo de los judíos y rechaza llevar la estrella amarilla. En 1942, encuentro en París con Luisa Colpeyn, actriz y starlette en los music-halls de origen flamenco, nacida en 1918 en Anvers (Bélgica). Patrick es su primer hijo. La pareja se separará a comienzos de los años 60, continuando un tiempo no obstante habitando en el mismo inmueble, en diferentes apartamentos, en el número 5 del quai Conti, en donde Patrick pasará una parte de su infancia y de su adolescencia.

1947: Nacimiento de Rudy, el hermano menor de Patrick.

1949-1950: Temporada de los dos hermanos en Biarritz, sus padres ausentes. Allí serían bautizados.

1952-1953: Nueva temporada sin sus padres en casa de una amiga de la madre, en Jouy-en-Josas.

1957: Rudy, el único hermano de Patrick Modiano, muere el mes de febrero a causa de una leucemia. Con él, Modiano pierde su única y auténtica relación familiar, amén de un cómplice. «Aparte de mi hermano Rudy, su muerte, creo que nada que nada de lo que aquí daré cuenta no me concierne en profundidad », escribe en Un pedigrí. Las ocho primeras novelas irán dedicadas a Rudy.

1956-1962: Pensionista en varios internados. Se fuga por primera vez en 1960, año de la separación definitiva de sus padres.

1962-1964: Consigue su bachillerato («será mi único diploma») después entra en el liceo Henri-IV, para preparar el acceso a la prestigiosa École Normale Supérieure.

1965-1970: Se matricula en la facultad de letras de la Sorbona, a donde no acude más que de vez en cuando. Comienza la escritura de su primera novela La plaza de la Estrella. Escribe igualmente canciones con su amigo músico Hughes de Courson, canciones que serán interpretadas por Françoise Hardy , Régine o Hugues Aufray entre otros.

1966: Último encuentro con su padre, que le invita a enrolarse en el ejército.

1968: Publica la novela nombrada, con el editor Gallimard con quien publicará la casi totalidad de sus obras.

1969: La ronda nocturna es su segunda novela.

1970: Contrae matrimonio el 12 de setiembre con Dominique Zehrfuss, con quien se ha cruzado algunos meses antes en un restaurante de los Campos Elíseos.

1974: Publica Los paseos de circunvalación. Nacimiento de su primer hija, Zina. Escribe el guión del film Lacombe Lucien, realizado por Louis Malle.

1975: Villa triste.

1976: Interrogatoire, libro de entrevistas con el escritor Emmanuel Berl, que fallecería ese mismo año.

1977: Publicación de Libro de familia . Muere su padre en circunstancias no aclaradas: el escritor había intentado encontrase con él el año anterior. Modiano deja de declarar que ha nacido en 1947 (año de nacimiento de su hermano Rudy).

1978: Nacimiento de su segunda hija, Marie. Modiano obtiene el premio Goncourt por La calle de las tiendas oscuras y por « el conjunto de su obra».

1981: Publicación de Memory Lane, en colaboración con el dibujante Pierre Le-Tan, con quien firmará dos años después, Poupée blonde.

1983: Une jeunesse, film realizado por Moshe Mizrahi basándose en la novela de Modiano (1981), que co-escribió el guión y los diálogos.

1984: Barrio perdido.

1986: Une aventure de Choura , seguido de Une fiancée pour Choura (1987), álbumes de cómics escritos en colaboración con su esposa, grafista y estilista. Dos años más tarde, firma con Jean-Jacques Sempé un libro juvenil, Catherine Certitude.

1992 : Un cirque passe .

1994: Publicación el 2 de noviembre, en Libération, de un artículo de Modiano, Avec Klarsfeld, contre l´oubli . Explica allí la importancia que para él el descubrimiento del trabajo del abogado con quien, desde 1978, mantenía una correspondencia-intercambio cuyos extractos son citados en Le Mémorial des enfants juifs de France, publicado por Serge Klarsfled. Este le aportará una ayuda esencial para escribir su Dora Bruder.

1996: Modiano obtiene el gran premio nacional de las letras por el conjunto de su obra.

1997: Dora Bruder, fruto de una investigación llevada durante años sobre la existencia de una chica judía muerta en deportación: este proyecto le obsesiona desde hace una decena de años, cuando en diciembre de 1988, leyó en un ejemplar del diario France-Soir, fechado el 31 de diciembre de 194, en el que se solicitaba la búsqueda de dicha muchacha.

2000: Miembro del jurado en el festival de Cannes.

2005: Publicación de Un pedigrí, su único libro estrictamente autobiográfico, que relata su vida hasta la mayoría de edad.

2007: En el café de la juventud perdida.

2008: Prefacio al Diario de Hëlène Berr, joven judía muerta en deportación.

2010: El horizonte.

2012: L´Herbe des nuits. Publicación del Cahier de l´Herne consagrado a él.

2014: Pour que tu ne te perdes pas dans le quartier. Se le concede el premio Nobel de literatura.

Por Iñaki Urdanibia

La escritura de Patrick Modiano (Boulogne- Billancourt, 1945) tiene como materia prima la memoria. Si en muchas ocasiones excava en su pasado familiar en busca de su pedigrí, no faltan aquellas en las que trata de rescatar la huella de algunas personas del pasado, cuyas vidas quedaron truncadas por los avatares de la vida, y más en concreto de la guerra, de la segunda.

En la presente ocasión se zambulle en la ficción pura y dura, sin abandonar los pagos en los que la memoria y el olvido se enmarañan. La novela tiene resabios realmente detectivescos, que atrapan al lector: encuentros azarosos, locales significativos, personajes que los frecuentaban en un tiempo, carambolas que van señalando algunas pistas que tal como aparecen parecen esfumarse con el añadido de otras circunstancias, hechos y personajes.

«Tinta simpática» que así se titula la novela editada por Anagrama, presenta a un aprendiz de detective de una veintena de años, Jean Eyben, a quien le es encargado por la compañía de detectives privados, Hutte para la que trabaja ( nombre de un personaje que por cierto, había aparecido ya en Calle de las Tiendas Oscuras… otros cameos de personajes y locales de otras de sus novelas también se dan) el seguimiento de las trazas de un mujer, Noëlle Lefebvre, que hace algún tiempo que ha desaparecido sin dejar rastro alguno, debiendo comenzar por el XV arrondissement; para tal empresa le es facilitada una tarjeta que justifica que recoja la correspondencia que se recibe a nombre de tal mujer en un apartado de correos, lo que le va poniendo en la pista de diferentes nombres propios, a la vez que también se le entrega una pequeña carpetilla azul, descolorida, en la que apenas se ofrecen datos sobre la mujer. Entre tales información se halla la del lugar en el que había trabajado: los almacenes Lancel, lo que le hará ir allá e informarse con una antigua compañera de Noëlle. La casualidad juega igualmente un papel esencial como el encuentro de algunas fotos en un anuario cinematográfico, hallado en una peluquería. La búsqueda se va a convertir en una obsesión hasta el punto de que aun habiendo abandonado el trabajo en la compañía nombrada que es la que le encargó el trabajo, él sigue, treinta años después, por su cuenta realizando diferentes pesquisas por hallar a la mujer. En la medida que idea diferentes maneras de hallar a Noëlle Lefebvre, como recorrer las calles y lugares por las que se le ha informado que andaba la mujer, alguna discoteca que frecuentaba y algunos señores con los que se le veía, dejándose ver que algunos de ellos no son lo que se dice trigo limpio; no hace falta ni decir que los ambientes ligados con los negocios sucios o turbios están presentes de manera permanente en sus novelas, relaciones ligadas con el progenitor del escritor. La madeja realmente está liada hasta los topes ya que se dan informaciones acerca del nombre verdadero de la señora, sobre si el apellido que luce es el suyo o el de su marido; o si este último era un singular caballero que siempre destacaba por el uso de coches descapotables americanos, lo que le conduce a nuestro hombre a un taller especializado en Chrysler en Trocadéro.

Si las novelas de Modiano se desarrollan habitualmente en París, hasta el punto de que ha habido quien ha publicado un callejero extraído de las obras del Nobel 2014, en esta ocasión tras peinar diferentes distritos parisinos, todas las informaciones apuntan a Roma, del mismo modo que todos los caminos llevan a la ciudad eterna. Lugar en el que parece que se puede cerrar el círculo al hallar la unión de diferentes cabos sueltos. En la capital italiana una serie de casualidades hacen que se de un encuentro entre dos personas originarias de Annecy, el investigador y presumiblemente la mujer buscada, dándose la coincidencia de que todo da por pensar que en los años de juventud ambos habían tenido cierto roce en los medios de transporte y otros…nadie ha de esperar de todos modos la resolución del asunto, sino más bien el autor da lugar a un final abierto.

En la medida en que el narrador, Jean Eyben, va avanzando en sus averiguaciones, hallando documentos, y hasta alguna agenda de la mujer que aun no aportando muchos datos si que abren ciertos nuevos caminos con respecto a algunas citas, con nombres y lugares reiterados, éste va dando cuenta de sus reflexiones sobre la escritura, la posibilidad o no de construir un relato cabal sobre lo que va sabiendo, y sobre las hipótesis que van surgiendo en su mente: piensa en ir entregando las informaciones de manera desordenada, en la medida en que van asomando, o baraja la posibilidad, quizá más racional y razonable, de seguir un orden cronológico, aunque no evita confesar que «el presente y el pasado se mezclan con una especie de de transparencia y todos y cada uno de los momentos que viví en mi juventud lo veo separado de todo, en un eterno presente». En la medida en que avanza siente, según confiesa, una sensación extraña, como si todo estuviese ya escritor con anterioridad con tinta simpática, cuya definición en el diccionario halla: «Tinta que es incolora al utilizarla y que se oscurece con la acción de cierta sustancia».

Si la investigación atrae al dar cuenta de nuevas vías y de ciertos acontecimientos del pasado que tienen como protagonistas a algunos de los seres con los que trata, de una u otra forma, nuestro hombre, a la vez que ciertas insinuaciones logran mantener al lector en vilo acerca de lo que vendrá, no menos atractivo tiene las observaciones que va salpicando el narrador sobre su propio quehacer, dudando de si lo que va escribiendo llegará a buen fin en el terreno de la literatura.

El pasado que conforma el presente, preparando el futuro, y que formatea una identidad… y puntos vacíos, ciegos, reformulaciones y tergiversaciones de los recuerdos, cuyos lazos son expresados por la tinta simpática que da nombre a la fluida novela.

Y Patrick Modiano siempre fiel a sus temas y manera de escribir: con sus desapariciones misteriosas, el París y su calles y callejuelas, pasajes, cafés, estaciones de metro, apartamento vacíos, abandonados, etc..


Aquí ofrezco algunos enlaces que he podido recuperar de los bastantes escritos y publicados:
El Nobel de Literatura va para Patrick Modiano, tenaz topógrafo de la memoria | Culture | GARA Euskal Herriko egunkaria
Iñaki Urdanibia: lo último de Patrick Modiano – TALAIATIK – Podcast en iVoox
PATRICK MODIANO TRAS EL NOBEL | Cartel de las Artes y las Letras

Por Iñaki Urdanibia.

Acaban de ver la luz un par de obras que son las primeras que el escritor francés publica tras ser galardonado con el premio de la Academia sueca.

Después de serle concedido el Nobel de literatura, en 2014, el escritor galo estuvo tres años de silencio, al menos en lo que hace a publicación de libros. El año pasado, aparecieron a la vez dos obras suyas en las que como en él es hábito volvía sobre su pasado, sobre sus recuerdos, y sobre algunas sospechas debidas a algunas conversaciones escuchadas de manera fugaz entrecortada.

Si más de una vez se ha afirmado que los grandes escritores siempre escriben sobre lo mismo, la afirmación se ciñe como un guante al quehacer del autor de Trilogía de la Ocupación. Las dos obras a las que me refiero han sido presentadas ahora en castellano por Anagrama: «Recuerdos durmientes» y «Nuestros comienzos en la vida», ambas han sido acompañadas en su aparición con «Lacombe Lucien», obra firmada por Modiano y por el director y guionista cinematográfico Louis Malle, publicada originalmente en 1974.

La memoria, personal y de ciertos episodios destacables de su país, son la materia prima sobre la que se elevan los escritos de este arqueólogo de los recuerdos. Las capas en las que hurga el escritor son su infancia, su padre, metido en oscuros negocios, con malas compañías, en los tiempos de la ocupación germana, y su madre, artista de variétés que le abandonó de niño. Ya desde entonces su vida se desarrolló en diferentes casas de amigos de sus padres, en algún internado, y… por las calles de París. El callejero recorrido por el escritor en ciernes es de una amplitud enorme, y en las calles resuenan los ecos de diferentes personas, de encuentros fortuitos, y los aires de los tiempos, como los años de la guerra de Argelia y su alargada sombra sobre la capital del Sena. Estos son, como digo, los materiales que recogen su prosa, y que son igualmente las constantes de no pocos sueños del escritor, que trata de poner orden en sus recuerdos, llenando huecos en éstos, y vacíos que le hacen volver una y otra vez sobre algunos episodios, lugares y personajes con el fin de reconstruir su pasado, sus años de formación y de aprendizaje… tratando de aprehenderlos y, en cierta medida, disecarlos (casi podría decirse almidonarlos), aunque los sucesivos retoques hacen que lo relatado se comporte en constante revisión y devenir. Tal tarea tiene la pretensión de que no se le fuguen los hechos recordados… adoptando su personal tendencia a la fuga que siempre le acompañó en sus años de juventud: huidas del internado, del acuartelamiento, despistes por establecimientos y portales con doble salida, que le servían a menudo para jugar al despiste y dejar plantada a la gente cuya compañía le resultaba pegajosa y desagradable.

Entre los años cincuenta y sesenta se desarrollan fundamentalmente los años de formación del adolescente que llegaría a ser escritor de éxito. Personas, fundamentalmente mujeres (Mireille Ourosov, Genviève Dalame, Madeleine Péraud… y una joven con la que se ve implicado en un asesinato cometido por ella – según dice – accidentalmente), a las que vio en aquellos años y que luego no ha vuelto a encontrar durante unos años, lo que hace que se establezca una relación entre el pasado vivido y la nueva presencia que deja ver los cambios en los rostros y algunos datos evaporados por el paso del tiempo, como los nombres; ese paralelismo hace que la labor anamnésica adquiera una profundidad grande, en equilibrio entre los recuerdos reales y ciertas fantasías, oníricas tal vez. Es, en cierto sentido, lo que sucede con algunos edificios, ya desaparecidos y con las modificaciones de algunos rincones parisinos, y algunos otros lugares en los que pasó temporadas vacacionales. En esa labor de rememorizar, cincuenta años más tarde, se acumulan también objetos (agendas, una pistola guardada en un estuche…), informes policiales y algunas tendencias afines al ocultismo y la literatura y santones de tales terrenos esotéricos.

Si esto es, en lo fundamental, lo que se presenta de manera cuidada en lo literario, en las cien páginas de sus «Recuerdos durmientes», en «Nuestros comienzos en la vida», somos llevados al teatro, de tal género es la obrita, al teatro dentro del teatro. Una pareja: ella, Dominique (tal vez no sea casualidad que este sea el nombre de la mujer de Patrick Modiano) ensayando su papel de Nina en La gaviota de Chéjov, él, Jean, que aspira a convertirse en escritor y que siempre va acompañado de su carpeta, atada a la muñeca como si de un botín de gran valor se tratara. Ambos andan por la veintena y están entregados plenamente al aprendizaje de la vida. Dos personajes, no obstante, se cruzan, obstaculizando tal proceso: la madre del novio, Elvire, actriz de medio pelo, y el padrastro de Jean, que es un escritor fracasado, que parece empeñado en echar a perder las esperanzas del muchacho.

Tiempos de aprendizaje que bien pueden adivinarse como los propios del escritor, que desvela sin tapujos algunos de sus fantasmas y sus problemáticas relaciones filiales que le tocaron padecer; recurriendo para ello a la representación de la representación en la que los protagonistas de la obra teatral se ven reflejados en los personajes de la vida real.

Y como objetos perdidos, hundidos en las aguas del pasado, Modiano los rescata, sacándolos a flote – ¿o salen ello por su propia dinámica? – y construyendo así su memoriosa obra; obra que en otro registro es presentada en lo que serviría de guión a una polémica película, polémica ya que hay episodios del pasado ante los que no pocas gente parece querer mantener en el olvido, ocultándolos bajo un tupido velo. Hablo, obviamente, de «Lacombe Lucien», situada en los tiempos de la ocupación y la resistencia, en junio de 1944 más exactamente. Se hurga en el libro en una de las profundas heridas del inconsciente de los franceses: los casos de colaboración con invasor germano. En el protagonista de la historia – cuyo padre está detenido en manos de los alemanes – se cruzan los iniciales intentos de entrar en la resistencia de un joven campesino, que responde al nombre que titula el libro, y que al ser rechazado por un jefecillo local: Algo después al ser detenido por la Gestapo, no se corta un pelo a la hora de denunciar al nombrado personaje, pasando a colaborar con el ocupante… convertido en un ser amoral, más allá del bien y del mal, que no duda en recurrir a los métodos más extremos, hasta que el azar hace que se relacione con la hija de un sastre judío…

Tres en uno tanto en lo que hace a las entregas publicadas de una tacada, como en lo referente al cruce que se establece entre historia, sociología y narrativa. ¡Así Patrick Modiano!