Por Iñaki Urdanibia

«Esta mirada, /mapa del laberinto / y de los hombres»

                                          Cartología

Hace ya unos años refiriéndome a una obra del sociólogo: Aproximaciones a la razón narrativa. Historia, Novela, Autobiografía(Basarai, 2006)*, hablaba de las pistas que suministraba; ahora completa la tarea con su nueva entrega: «El hilo de Ariadna. Nuevas aproximaciones a la razón narrativa, publicada por Dado Ediciones. Pertrechado de todos los utensilios necesarios amplía el mapa hasta lo catastral, tirando del hilo narrativo y ofreciendo muchas más pistas de las que señalase en aquella recensión de la que hablo; deslindando y desbrozando las diferentes sendas que balizan los géneros, los subgéneros y otras distinciones que son señaladas con cartesianas claridad y distinción: entre ficción y no-ficción, entre novela y anti-novela, entre micro y macro-relatos, o las imbricaciones del mito(s) y el logos, o las relaciones y contagios de distintas disciplinas, historia-filosofía-ficción, autobiografías, etc., etc., etc.. Si digo mapa, este es como un puzzle, probable, potencial y aleatorio en la medida en que Huici Urmeneta pone sobre la mesa las piezas, las notas, etc. con las que elaborarlo. Antes de seguir, sí quisiera por mor de la justicia, indicar que al decir sociólogo**, al calificar a Huici Urmeneta. me quedo corto ya que él ha transitado por diversos pagos del saber: historia, poesía, neuropsicología, ciencias sociales, y, por supuesto, escritura que es a través de la que ha dado a conocer sus ensayos, además de por medio de su labor docente que se ha desarrollado en el cruce de disciplinas varias, siguiendo las sandalias de Hermes.

Si en el libro al que me he referido en primer lugar presentaba sesenta entradas en la presente ocasión entrega veintiuna más, a las que añade unos sabrosos Escolios y Tangentes, que en su dispersión, flashes, pinceladas sin pretensiones de sistema ni verdad («nada peor que alcanzar la Verdad», dice), en los que domina el rizoma frente al árbol, notas que nos hacen derivar al bies por la superficie y las interioridades de escrituras, autores y otras ocurrencias, y disciplinas, y su relación con la creación, los lectores, el mercado del libro, observaciones que son el resultado de numerosas lecturas, y que provocan la reflexión y la rumia disparándose hacia lo divino y lo humano, demasiado humano, más, desde luego, por lo segundo que por lo primero; abundancia que viene igualmente confirmada por la bibliografía en la que se recoge la friolera de más de doscientas obras. Conste que los resabios cuantitativos de estás últimas líneas no empañan para nada, sino que al contrario dan cuenta de la amplitud de lo cualitativo recorrido por este tenaz flâneur de las letras en sus diferentes manifestaciones que van de la narrativa pura y dura a la filosofía, pasando por la historia, la mitología, la sociología y otras -ías. A lo largo de la lectura, más de una vez, en la mente del que esto escribe irrumpe aquella interrogación del Ecce homo nietzscheano :«¿Cuánta verdad puede soportar un hombre a cuánta verdad puede atreverse? Ésta se ha convertido para mí en la auténtica unidad de medida, cada vez más… Cualquier resultado, cualquier paso hacia adelante en el conocimiento es una consecuencia del valor, de la dureza con uno mismo, de la exigencia con uno mismo…?». Tal la magnitud de la travesía a que somos invitados… que no ha de hacer presagiar que el cansancio vaya a asomar en el recorrido, ya que, por una parte, la variedad de temas visitados, hacen que la lectura sea amena, amén de esclarecedora, en su tono saltarín, dionisíaco podría decirse siguiendo la opinión del propio autor, a lo que ha de sumarse, por otra, la brevedad de las notas, y sabido es que lo bueno si breve… lo que hace que las píldoras, no hablo de biodraminas, se presten al paladeo. No hay en la segunda parte, ni en la primera, orden alfabético alguno lo que hace que penetremos en el laberinto del sentido, y que permanezcamos conociendo los espacios transitados, haciendo caso a aquello que dijese, y cito de memoria, el bueno de José Bergamín: si te dedicas a buscar la salida no llegarás a conocer el laberinto.

No es fácil dar cuenta de lo abarcado por las iluminaciones diferentes y poliédricas que florecen en el jardín que cuida Vicente Huici Urmeneta, como el Cándido volteriano cuidaba del suyo, sin que ello haga que se ausente del mundanal ruido.

Estamos ante una caso claro del enseñar deleitando, o al menos el que supone una apertura de pistas invitando a la lectura, a la rumia y a la reflexión, en un cruce de flechas dentro del continente narrativo, a lo que añadiré, por si hace falta que conste, que lo que digo, a pesar del tono elogioso, responde a la verdad pura amén y no al uso siempre indebido del botafumeiro… amicus Plato sed magis amica veritas.

Vicente Huici Urmeneta, propone una libertad de lectura que no ha de seguir necesariamente orden preestablecido alguno, y es como si dijera: déjadme que os cuente…, y la verdad es que cuenta muchas cosas, y nadie que se deje alcanzar por sus palabras podrá decir que le han rebotado, o que le han dejado indemne.

«El hilo de Ariadna, así, apenas sin darnos cuenta, se ha recogido y comienza de nuevo a desenrollarse. Y en este hacer y deshacer, en ese escuchar y contar historias – que hoy es también leer y ver historias – se nos va la vida, pero, gracias a todos y a todas, no se nos van las palabras».

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( * ) Los tres artículos que recupero fueron publicados en el diario GARA

Homo narrator

+ Vicente Huici Urmeneta

Aproximaciones a la razón narrativa

Bassarai, 2006.

El Peli ha pasado sus bodas de plata impartiendo clases en la UNED de Bergara, y sus bodas de oro en la vida; y dejémonos ya de bodas. Su inquietud inagotable a la hora de hurgar por los campos del saber le han hecho explorar diferentes disciplinas, y también – ¿por qué no? – variar varias veces el tema de su siempre pospuesta – y ahora leída ya – tesis doctoral. Estos aspectos que menciono son una suerte, seguro, para quienes asisten a sus clases, ya que lejos de cualquier forma de saber anquilosado y fosilizado, sus enseñanzas se encuentran en el cruce de caminos, en las fructíferas encrucijadas que se establecen entre historia, sociología, filosofía y literatura (o literaturas si así queremos llamar a los resultados escritos de las primeras disciplinas mentadas). Precisamente en librito que ahora presento es una joya-muestra en ese orden de cosas.

Las pistas que nos abre son innúmeras y casi podríamos hablar de unas páginas amarillas de las narrativas; el menda, por de pronto, tiene las páginas de libro teñidas de rojo, y me refiero, obviamente, a los numerosos subrayados e indicaciones realizadas con el Jano, y es que estamos ante un libro que, a pesar de su pequeñez, contiene gran cantidad de referencias, citas e indicaciones de por dónde avanzar por los pagos de la razón narrativa. Y advierto desde ya, que nadie se ha de espantar suponiendo que está ante un material solo para especialistas (¡que también!) sino que el texto es completamente accesible para cualquier ser atento e interesado.

Tres bloques componen la obra, cuyos términos griegos dan ya pistas del norte de las distintas exploraciones: Mythos, en donde se planea sobre el status de lo narrativo en sus distintas plasmaciones y relaciones. Biografía, raíces ideológicas de los discursos, el género confesión o diario, el papel de la memoria, los encabalgamientos entre historia, novela y ciencias sociales, son visitados con acierto, y con sorna también (¡ay Trapiello!), desde el eje de lo argumental. Mimesis, rastrea por las sendas de la imitación, el reflejo de lo relatado, y sus supuestos resultados: realismo, verosimilitud, etc. Katharsis, al fin, abre la mirada a la posibilidad de establecer una teoría crítica de la recepción; las reflexiones estéticas y sociológicas asoman, el fenómeno de la lectura y algunos autores anti-aristotélicos y anti-entretenimiento… Por medio del recorrido, certeras pinceladas nos son entregadas acerca de Paul Auster, Peter Handke, Miguel Torga… por no citar más que narradores contemporáneos.

El libro resulta así un viaje por los caminos del narrar, del misterio de ese ser que bajo la capa del cielo ama contar y que le cuenten historias… ya que podría variarse la afirmación aristotélica de que el hombre, por naturaleza, quiere saber, por la afirmación de que lo que de hecho necesita el hombre es que le cuenten cuentos, y… «lo que no acabamos de saber es de dónde surge esa necesidad de juego, de desdoblamiento frente a lo que denominamos “la realidad”. Ese afán por vivir otras vidas a través de los frágiles recursos que configuran la realidad del arte». La brújula del Peli nos dirige en esta búsqueda.

( ** )

Un francotirador en la sociología

+ Vicente Huici Urmeneta

Espacio, tiempo y sociedad

Akal, 2007.

Cualquiera que haya seguido, aunque no sea muy de cerca, el periplo creativo del Peli habrá visto que el navarro es un todoterreno (y no me refiero claro está a lo geográfico: Iruña, Bergara, Bilbao) que ha ido desde las incursiones originales en la historia, a la dedicación poética (ahí están sus haikus), sus cavilaciones metahistóricas, sus rumias filosóficas (Foucault en especial, al menos en una época), sus derivas por la razón narrativa, para finalizar(?) con una tesis doctoral en sociología. Y si hace una línea he colocado un signo de interrogación tras la palabra “finalizar” es porque hablando de Vicente Huici, nunca parece apropiado utilizar dicho verbo pues por una parte, él no para, y dos, tal palabra parece dar a entender cierto estancamiento o cierta acomodación apalancada, postura en las antípodas de su inquietud que le lleva a aparecer – efecto sorpresa – plasmada allá donde menos se la esperaba.

Si en su anterior obra – de la que dí cuenta en estas mismas páginas – nos entregaba un vademécum de géneros, estilos, lecturas y escrituras, que en abanico nos abría unas sendas a descubrir o a visitar y/o revisitar, en la presente ocasión su campo queda centrado en la sociología como queda explicitado desde los nombres que subtitulan la obra: Durkheim, Halwachs, Gurvitch, Foucault y Bourdieu. La particularidad, no obstante, del enfoque de los autores estudiados, nos lleva, otra vez, a pensar en un cazador furtivo – y quítese cualquier connotación despectiva – que no respeta las fronteras anquilosadas entre disciplinas, entre los balizamientos estancos que impiden cualquier forma de filtración de unas en otras. La mirada filosófica asoma desde las primeras páginas en las que las referencias a las formas a priori de la sensibilidad kantianas (espacio y tiempo), y algunas alusiones críticas al espiritualismo bergsoniano, nos sitúan en las coordenadas que van a guiar la trayectoria del primero de los sociólogos visitados, Durkheim (y Mauss), quien va a relacionarlas con las representaciones colectivas, y que a ver en las ciencias sociales una prolongación de la matriz religiosa.

Precisamente – como queda señalado desde el mismo título de la obra – tres son los polos sobre los que el autor va a centrar su atención respecto a los pensadores estudiados, a quienes por cierto presenta, someramente, uno a uno señalando las líneas esenciales de sus trayectorias personales y profesionales. De este modo tras la presentación del nombrado va a pasar a Halwachs quien ponía el acento en la duración social – frente a la durée bergsoniana – para destacar la memoria colectiva como residuo de las vivencias sociales. Por su parte, Gurvitch huirá de una visión unitaria de la temporalidad propia de la mirada histórica contraponiendo a ésta sus distintas concepciones de los tiempos sociales. Continuará la discusión con Michel Foucault de quien el autor retoma – como más fructífera – su “segunda” etapa, la de las tecnologías del yo, la hermenéutica del sujeto, frente a su primera etapa arqueológico/genealógica. Finalizará el trayecto con una análisis de la distinción y los habitus como capital simbólico y económico, destacado por el último de los sociólogos estudiados, Pierre Bourdieu, a quien Huici aplica su propia “vara de medir”, la de un apocalíptico integrado, subrayando no obstante, la honradez y la carencia de dogmatismo del intelectual bearnés de la gauche de la gauche, que no veía con malos ojos que su quehacer pudiera ser medido con sus propios conceptos analíticos.

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Lecciones de sociología

+ Vicente Huici Urmeneta

Sociedad y conocimiento

Akal, 2009.

Una vez más estamos ante unas sugerentes lecturas del profesor de la UNED bergarense que complementan sus anteriores variaciones. En la presente ocasión centra su mirada en la sociología del conocimiento, ofreciendo como reza el subtítulo de la obra: una sonata germánica: Max Scheler, Karl Manheim, Alfred Schutz. Nadie tema, no obstante, perderse, entre variaciones y sonatas, en forma alguna de huera música celestial, ni tampoco en complejidades imposibles a lo Stockhausen, Varese o Berio, ya que el tono adoptado por Huici es, en esto, cartesiano: claro y distinto. Precisamente destacan la claridad y la concisión expositivas ejemplares; más todavía cuando los temas tratados lo son con el necesario rigor académico, y evitando simplificaciones facilonas que no conducen más que a la tergiversación pura y dura de los temas complejos tratados.

De entrada somos situados en los tiempos de la República de Weimar (1919-1933), tras la derrota germana en la primera guerra mundial. Un país de mutilados, con el orgullo herido en lo más hondo, y con una intelectualidad que en no pocos casos apostaba por el orgullo patrio (Jünger, Benn, Heidegger, George…). Jugaba papel muy especial en concreto en el campo de la sociología, el empeño por desmarcarse de los orígenes franceses de la disciplina (Comte) y de su carácter anti–alemán. Una vez montado el escenario, entran en acción los artífices de la innovación en el campo de la sociología que se enfrentan al positivismo y al historicismo predominantes, y a cada uno de ellos – a los tres ya nombrados – dedica el autor unas medidas páginas (sobra decir que no me refiero, conste, a su brevedad, compacta) que además de exponer las respectivas biografías y teorías, las influencias de pensadores anteriores, entran en la exposición de las críticas a dichas posturas y sus aspectos defendibles, culminando todo ello en una apertura a la presencia de la impronta de ellos en la actualidad. Evita de este modo el autor entregar un panteón de sociólogos ilustres; les da vida, les pringa y se pringa él mismo al darles vida en la actualidad.

Recorrido concentrado que nos lleva de un modo de escribir cercano al manual a la profusión de artículos pasando por la recopilación de ensayos; así pues de Max Scheler a Alfred Schutz pasando por Karl Manheim. De la óptica de Scheler centrada en los saberes(religión, metafísica y ciencia) – mas evitando el evolucionismo etapista comtiano – y distinguiendo entre la metafísica “urbana” y la del “bosque”, pasamos al destripe que Manheim hace de la ideología y la utopía, subrayando que esta última puede revestir distintos ropajes (quilianismo, liberalismo, conservadurismo y socialismo-comunismo), poniendo énfasis en la revolución conservadora que bullía en aquellos años oscuros alemanes y que culminó con la toma del poder por Hitler y sus epígonos, sin obviar la importancia dada por el húngaro a las generaciones y a las mujeres, como condicionantes de distintos modos de pensar; acabaremos por último en el estudio de lo cotidiano llevado a cabo por el vienés Schutz.

La conclusión del trayecto va a ser en cierto sentido la búsqueda de denominadores comunes – o centros de interés – en los que repararon los tres citados (relacionismo versus relativismo, el papel de los intelectuales, ideología /utopía y clases sociales, la historia y el historicismo, el “pensamiento occidental”, la importancia del lenguaje,…) y que hoy en día – como ya ha quedado dicho líneas más arriba – pueden guardar clara pertinencia de cara a pensar algunos de los temas esenciales que hoy preocupan.

¡Una vez más el “Peli” nos entrega unas clarificadoras y útiles lecciones!