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Por Iñaki Urdanibia.

Veinticinco años de este hombre cuya vida fue un ejemplo de honestidad y entrega a los de abajo.

<< No quiero que tú seas >> es la frase que un SS que vigilaba, y machacaba, a Robert Antelme y a sus compañeros en los campos de exterminio Nazis, repetía sin cesar. La aparición en 1947 de la esencial obra , <<L´Espèce humaine>> (hay traducción en la madrileña Arena, 2001), parece que trastocaba los planes de aquel descerebrado guardian, y de todos los asesinos que en el mundo son, en su pretension de aniquilar a los  humanos que estaban bajo su bota. Hacerles dimitir de su propia libertad , convertirles en la viva (?) reencarnación de lo no-humano: sucios, enfermos, débiles, cabizbajos, temerosos, capaces de venderse por cuatro peladuras o por un par de cigarillos; en fin, todo lo contrario de lo que han de ser los hombres de verdad. Hacerles asumnir tal desposesión humana para de ahí pasar a la aceptación plena  del merecimiento de castigo, del exncierro, del desprecio, de la humillación, etc. El enorme libro de Antelme  parece alzarse sobre el enunciado que él mismo escribe: << él puede matar a un hombre, pero no puede cambiarle en otra cosa >>. La voluntad, la libertad, el pensamiento, la capacidad de resistir y rebelarse aun en las condiciones más horrorosas, todo esto es ese sagaz y profundo grito que lleva por nombre <<La especie humana>>.

La aparición del relato (en la misma portada constaba “récit”) se hizo en una época en la que algunos afirmaban que era imposibles escribir después de Auschwitz (Adorno), otros decían que la poesía era odiosa (Bataille, en parecidos términos en los que algunos años más tarde se expresaría Albert Camus al afirmar la impostura que suponía cantar a las flores con los tiempos que corrían). Precisamente, podría decirse que, con respecto a los campos, el exterminio elevado a nivel industrial, a la deporatción, la escritura de RobertAntelme es la que encuentra el tono quizá más adecuado (sin menospreciar a otros testimonios tempranos como los de Primo Levi o David Rousset), lo que llevaría a Georges Perec a hablar del autor como <<la verdad de la literatura>>. Podría hablarse de esta conmovedora obra como de la voz de la deportación, la voz anónima, pero el libro tiene un autor con nombre proio y con entre ochenta y noventa kilos al comenzar su travesía por distintas sucursales del infierno (Fresnes, Buchenwald, Gandersheim, Dachau) y treinta y cinco al salir un año después.

¿ Cómo hacer casar la escritura con la descripción de las horrorosas experiencias padecidas ? Este interrogante recorre la prosa de Antelme y su preocupación por retratar lo inimaginable permenece desde la introducción hasta el punto final. Lejos de cualquier forma de crónica periodíctica, <<La especie humana>> es una obra que da cuenta de las opresivas experiencias vividas por su autor y opos sus compañeros de cautiverio, pero no se queda ahí sino que detalla la lucha por el poder que se daba entre los detenidos <<politicos >> y << communes>>, los primeros con el fin de mejorar las abominables  condiciones de vida de los detenidos; los segundos, para mejorar las suyas propias colaborando para ello con las autoridades del campo a cambio de unas cucharadas extras de sopa o de cualquier otro privilegio por miserable que este fuera. Habla también Antelme-y quizá sea lo más potente dentro de su obra- de la soledad en la que cada uno había de enfrentarse a la opresión ambiente, del aparente aborregamiento de los campos que sin embargono era tal.

Y todo eso lo hjace este escritor de un solo libro, sin odio, describiendo el odio que allá se vivía, pero poniendo el acento en la vida; ellos querían su muerte, su tarea debía ser rsistir a ella y sobrevivir.

La libertad en el horizonte

Según cuenta la que fuera compañera durante unos ressitentes años, Marguerite Duras, Antelme no era en sí un hombre de acción, pero lo que sí era es un hombre de una lógica impecable. Es dicha lógica la que le arrastraría a combates al principio inesperados (?) para, finalmente, zambullirse en luchas plenamente aceptadas.

La Resistencia llegó a ellos porque eran gentes honestas. Al principio dejando el apartamento que comapartían en el barrio latno parisino para reuniones; posteriormente, tal lugar serviría para dar cobijo a resistentes perseguidos. Quién lo iba a esperar de aquel hombretón de familia burguesa que, al llegar a París, compaginaba sus estudios de Derecho con el gusto por la literature, el teatro, y la historia de la antigüedad. Aquel católico que perdería su fe en los campos de concentración, aquel <<santo laico>> como lo catalogarían algunos de sus amigos (Claude Roy, Georges Beauchamp, Dionys Mascolo), recién llegado de Baiona-en donde había realizado el bachillerato- fue llamado a filas en 1938; la experiencia de la Guerra le hizo posicionarse firmemente contra la barbarie nazi. En 1944 fue detenido por la Gestapo y, a continuación, un año en el infierno, cuyo major fruto fue la obra de la que hablo. Un año después de su liberación, rescatado de chiripa entre un montón de cadavers, aquel hombre enfermo-moribundo casi- publicó el libro. Luego vendría su militancia comunista, su intervención contra la Guerra en el norte de África, sus combates antigaullistas, su activa participación en el Mayo del 68, en el comité de acción estudiantes-escritores. Siempre, eso sí, pesiguiendo la realización plena de aquel <<somos libres>> ( Wir sind frei ) con el que cierra el libro que escribió.

  

Un humanismo del resto, residual

En la obra de Robert Antelme nos las habemos con el último reducto de lo humano, en el resto, en el mínimo común denominador de esa cosa llamada hombre. No estamos ante el hombre-héroe, resistente, militante, estamos ante el hombre devenido ordure…pero los SS no pueden convertirlos en árboles o en animales. Llegados hasta el cuerpo dañado, hasta la búsqueda desesperada de la subsistencia ya sea comiendo las peladuras varias encontradas por ahí,

<<Mas la experiencia del que come peladuras es una de las situaciones límites de resistencia. Tampoco difiere de la experiencia extrema de la condición de proletario. Están todos los elementos: primero, el desprecio por parte de aquel que fuerza a tal estado y hace todo para mantenerlo[…]. Por otra parte, la reivindicación -en el empeño de comer para vivir- de los valores más elevados. […]muchos han comido peladuras. Ciertamente no eran conscientes, la mayoría de las veces, de la grandeza que puede encontrar este acto[…] Pero nadie podia ser denigrardo por comer peladuras, como tampoco puede denigrarse al proletario, “sórdido materialista” que se obstina en reivindicar que no cesa de luchar, para alcanzar su liberación y la de todos>>  …evitar morir es una victoria sobre el enemigo, subsistir así va a resultar-según su visión- el acto de resistencia esencial en aquella situación al límite. <<Militar es luchar razonablemente contra la muerte>>. Nada de grandes proclamas, de grandes palabras…el punto de anclaje son pequeñas cosas de presque rien , guiños, conversaciones que al rato pueden tornarse en mosqueos, pues allá todo es contradictorio e instable…los encuentros camaraderiles en las solicitadas chiottes, es ahí  en donde surge la pre-solidaridad, las bases de una comunidad que no está en acto pero que pone el humus para poder llegar a estarlo. Pobre-Proletario-Deportado…hilo que une esa unidad que se forja en el despojamiento, en la reificación, o en el ultimo caso en el imposible intento de borrar la humanidad de los humanos.

A la salida del campo, junto a su grupo de amigos( Marguerite Duras, Dionys Mascolo y Edgar Morin) se afilia al PCF, con la idea  vana de cambiar las fosilizaciones que veían dentro de la ortodoxia comunista…chispas en lo referente al papel de la cultura, tiempos de férreo socialismo realista djanoviano, algunas ideas aperturistas-que se abriesen más allá del proletariado-…el intercambio epistolar con David Rousset sobre la necesidad de luchar contra los campos del otro lado del telón de acero…van a ser algunos de los asuntos que van a acabar con Antelme, contra su voluntad, fuera del Partido…su compromiso no cesaría:  contra el “golpe” gaullista, contra la intervención francesa en Argelia(<<manifiesto de los 121>>, a favor de la rebelión de Mayo del 68…Siempre en la brecha por la senda no de los elegidos, de los brillantes, de los iluminados, de los ilustrados…sino de los despojados, de <<los condenados de la tierra>> por emplear la expresión de Franz Fanon. Rechazo, amistad combatiente, comunidad en elaboración instable(serán algunas de las constantes que serán compartidas igualmente por su amigo Mascolo y más adelante por Maurice Blanchot…con ramificaciones hasta la filosofía actual , pues reflexiones y huellas de ellos se puedeen hallar en algunos textos de Jacques Derrida, Jean-Luc Nancy….

La lectura brillante del libro por parte de Blanchot afirma categórico, y paradójjicamente, como la mayor lección de la obra que <<cada vez que la pregunta: ¿Quién es el “Otro”? nos viene al lenguaje, planos en el libro de Robert Antelme[L´Espéce humaine], pues este libro no es solamente un testimonio sobre la sociedad de los caampos, nos conduce a una reflexión esencialo. No digo que esté allá escrita una respuesta neta, pero lo que empuja esta obra hacia nosotros, sin tener en cuenta ni los años ni las circunstancias (sin dejar de tenerlos en cuenta por otra parte), es lo que queda de fuerza interrogativa en la pregunta. Por tal lectura, comenzamos a comprender que el  hombre es indestructible y que sin emabrgo puede ser destruido>> (L´entretien ijnfini, pp. 191-192). Indudablemente en la simplicidad de la escritura del texto antelmiano, brilla la  preocupación no por el propio sujeto que escribe sino por el otro, por los otros, únicos con los que podría formarse una comunidad, una cierta solidaridad, una cierta amistad…esa pertenencia común a la especie humana(no  al “género”-le genre humain est l´Interantionale- que para él en aquellos años podrían tener resonancias cercanas)…por encima de las diferencias que existen en el campo-y fuera de él- es el denominador común, el posible de unir, de aglutinar a la especie, a ese sentimiento ultimo de pertenecer a ella. Siempre presente este sentido de pertenencia que nos hace iguales, más allá de cualquier  situación privilegiada(sancionada por cualquier forma de autoridad: Partido, Ejército,…).

Desde la pobreza todo el mundo desea verse reconocido en su pretendida dignidad, sin embargo la tendencia suele ser a dividir, a distinguir, a crear barreras que situen a unos dentro y a otros hors-humanité, los pobres, los proletarios, los deportados…y en línea directa los indígenas, los sans papiers…postura coincidente con la importancia otorgada por Hannah Arendt al probblema de los refugiados, los desplazados, los apátridas como unos de los sujetos  esenciales de la época, o en la actualidad los análisis de Agamben señalando en paralelo ejeplar las formas de biopoder que clasifican a quienes vienen de fuera y no caben en la normalidad ambiente,  estos márgenes es en donde las experiencias toman su cara más descarada y se asemajan a la desposesión ejemplificada ad nauseam en los campos estudiados.

Dos de las lecciones claves del texto antelmiaano son: el recurso a la última instancia de pertenencia como base para un humanismo Nuevo, y dos, el reconocmiento del enemigo como humano también; asoma la complejidad de los humano, ya que no hay afuera sino que ambos polos por muy contradictorios que aparezcan reslten se situan dentro de los límites de la especie humana. Esto no quiere decir de ninguna de las maneras que entre ambas se dé una comunidad, nada de eso, e incluso se da la imposibilidad de comunicación (de différend hablará Lyotard). Ese…<<no son hombres como nosotros>> muestra la distancia existente que sin embargo no da cuenta de ninguna diferencia sustancial.

Señala con justeza Sarah Kofman- en un acertado texto en el que desvela el double bind que guía el discurso antelmiano: compulsión por hablar y sofoco inmediato al tartar de hacerlo- que no podría tomarse, no obstante, la propuesta de Antelme como una reivindicación del viejjo humanismo. No hay abstracción como queda dicho en las líneas que preceden ni una unidad por encima de cualquier tipo de diferencia u oposiciones…solo puede reivindicarse a partir del punto subrayado por Antelme la comunidad de los sin comunidad, la relación sin relación. En el libro estudiado se da un movimiento en doble afirmación: por un lado, frente a la  voluntad de los nazis queriendo romper , se da una afirmación de la unidad; y contra , por otra parte, la voluntad de anonimato y de indsitinción, la afirmación de la singularidad y de la incompatibilidad de elecciones.

Humanismo nuevo que se funda sin fundar, en lo humano reducido a  la minima expresión, en los derechos humanos…subrayando siempre el humanismo precisamente en estos procesos permanentes de deshumanización, es en tales límites marginales en donde se debe buscar en la visión antelmiana la fuerza y el punto de apoyo de  ese humanismo no complaciente con naturaleza humana alguna, ni de una seguridad entregada de una vez por todas, ya que precisamente Auschwitz viene a ser el grito de alerta de que la especie siempre puede estar en peligro. Es esa fuerza ubicada en lo más bajo en donde halla Antelme el punto de apoyo para resistir a los intentos de divisiones identitarias, en los residuos está la resistencia. Lejos der cualquier forma de solidaridad heroica, estamos ante una solidaridad extenuada y en potencia…los resistentes de cuerpo entero(forjados como el acero) están ausentes en la prosa antelmiana…objetivos más humildes, sobrevivir como Victoria contra los que perseguían su muerte y la de sus compañeros de fatigas…subrayada queda la debilidad, la extenuación de los lazos resistentes…subrayados con cantidad de anécdotas en el texto de Antelme y subrayado con tino por Kofman: <<las perspectivas de la  liberación de la humanidad en su conjunto pasan aquí por esta “decadencia”>>…comer peladuras como los perros, las idas y venidas contínuas a los cagaderos…en los que Antelme pone tanto énfasis es claro que no es por ninguna perversion o gusto malsano-cercano a la basicomanía- sino  porque Antelme <<multiplica este gérno de connotaciones , no por malsana complacencia; es porque “mear”y “cagar” eran una manera de triunfar de los verdugos que no podían impedir el cumplimiento de estos actos antes que morir. Porque también era también una forma de engañar, pues ir a las letrinas no era simplemente para el detenido una servidumbre sino  que era el único lugar de libertad…Bonheur d´être aux chiottes>> (Paroles suffoquées, p., 72-73). Un nuevo comunismo de los exangües…sin posesión de verdades vanguardistas, sino sobre la base de la desposesión y de los intentos de dividir, clasificar , o…expulsar.  Un comujnismo no elitista, sino basado en el rechazo y en el estar juntos ante la desgracia…la muerte.

Datos biográficos ( 1917- 1990)

Nace el 5 de enero de 1917 a Sartène(sur de Córcega), lugar en el que vivirá hasta edad de cuatro años. Dos años más tarde nace su hermana Marie-Louise, quien sería deportada en 1944 y moriría allá (a ella estará dedicada la obra de Robert Antelme). En 1923 nace su otra hermana, Alice, en Oloron-Sainte-Marie. En 1929, llega a Bayona en donde cursará los estudios de bachiller. En 1936, en París estudia Derecho. Servicio militar y movilización durante los años 1939-1940. Tres años más tarde, entra a formar parte de la Resistencia, junto a Dionys Mascolo, Marguerite Duras- a la sazón su compañera- militando en el grupo MNPDG(Movimiento Nacional de Prisioneros y Deportados) que dirigía François Mitterand. En junio de 1944, es detenido por la Gestapo y llevado a la prisión de Fresnes, para posteriormente ser deportado( Buchenwald, Dachau). En 1945, vuelve a Francia, pesaba entonces treinta y cinco kilos(antes de la detención rondaba los noventa). Al año siguente, entra en el Partido Comunista. En 1947, publica L´Espèce humaine en Éditions de la Cité universelle. En 1950 es excluido del “Partido de los fusilados”, en una expulsión dolorosa, en la que tanto él como algunos otros de los excluidos cuplan a Jorge Semprún pos ser un <<chivato>> que contaba a los responsables superiores las relaciones libres, en lo sexual, que practicaba Antelme y sus amigos, además de señalar cómo mostraban su descontento con el pacto germano-soviético . Al año siguiente nace su hijo Fréderic. Entre 1955 y 1960 participa activamente contra la Guerra de Argelia, siendo cofundador del Comité de acción contra la continuación de la Guerra en África del norte, y uno de los firmantes del <<manifiesto de los 121>>. En 1957 se reedita su obra en Gallimard. Colabora, entre 1958 y 1959, en la revista Le 14 Juillet, fundada por Dionys Mascolo y Jean Schuster con el fin de protestar contra la toma del poder por  el general De Gaulle. Firma la Declaración a favor  del derecho a la insumisión en la Guerra de Argelia. De 1951 a 1981 trabaja de lector para la enciclopedia de la Pléiade, bajo la dirección de Raymond Queneau (Gallimard). Entre 1951 y 1960 colabora como crítico para la ORTF. En 1968 participa activamente en las movilizaciones de mayo, siendo miembro del comité de acción estudiantes-escritores. En 1983, es operado del corazón. Muere el 26 de octubre de 1990.

Las cuestiones de orden biográfico en este autor de un solo libro(y de varios artículos) son de sumo interés para ver la evolución de sus posturas comprometidas, que basan sus raíces en su libro. En este sentido son de gran utilidad varios materiales, entre los cuales: La biografía de Marguerite Duras(de Laura Adler), la propia obra de la escritora que lleva por nombre La douleur que explica y desvela los momentos de la vuelta a casa de Antelme quien entonces vivía con ella, libro en el que desde la tensa espera(tifus, encuentro casual de François Mitterand, el estado lamentable de un ser que de pesar a la entraba noventa kilos volvió con treinta y cinco, teniendo en cuenta que media aproximadamente un metro ochenta), y se detiene con crudos detalles en el proceso  de recomposición de su compañero (asunto-sea dicho de paso- que al señalado no le gustó en absoluto y es más se supone como el motivo de la ruptura entre ambos) igualmente importante resulta el texto varias veces nombrado de su amigo Dionys Mascolo, y el seguimiento que hace Crowley ( CROWLEY, Martin. <<Robert Antelme. L´humanité irréductible>>. ( Édictions Léo Scheer, 2004.) de sus derivas ideológicas ligadas a sus vivencias personales y politicas. Sin olvidar el ya citado libro de Sarah Kofman, <<Paroles suffoquées>> ( Édictions Galilée, 1987).