Por Iñaki Urdanibia
« Locus Solus » ( 1914 )
« La figura central de Locus Solus, Canterel explica allí un procedimiento, y esta vez no se puede dejar de reconocer ya no el procedimiento, sino la relación de éste con el conjunto del lenguaje de Roussel: el procedimiento del procedimiento»
Michel Foucault
Desde las primeras páginas , en la que se anuncia una visita a la villa, Locus Solus, del científico e investigador, que vive rodeado de colaboradores en sus laboratorios de engendros disparatados que sirven para los usos más insospechados, estamos a principios del mes de abril, entramos en un desfile guiados por el anfitrión, Martial Canterel en el que la realidad se ausenta por momentos en rincones y extrañas estatuas de cuyo origen y significado da cuenta el propietario a sus invitados: la primera de ella el Federal semen-contra cuyo origen se halla en Tombuctú, localidad de partida de todas las aventuras y exploraciones; las escenas descritas se asemejan a sueños o, me atrevería a decir, al fruto del puro delirio (de lirium = salirse del surco); no es extraño que los surrealistas vieran en las historias del escritor ciertos parecidos de familia con lo que ellos trataban de realizar, o que el imaginativo Perec jugase, en un claro guiño, con el título de la obra transformándolo en Soli Loci (soliloquio) [ciertos contagios de Roussel pueden verse en el recurso a dos series de claves fonéticamente próximas: palabras en m-r o en p-r, en su Je suis né, por ejemplo]. Además de reivindicar el peso de la obra rousseliana sobre su escritura, dedicó un texto específicamente a él, Roussel et Venise, en el que se puede leer: «más allá del delirio y de algunos accesos maníaco-depresivos, el fantasma de incorporación es difícil de diagnosticar. Se esconde eficazmente con más caras tales como la “normalidad”, la “ personalidad”, o la “perversión”…» (algunos han señalado que bajo la máscara de Roussel reflexionaba también sobre sí mismo). Parece que avanzamos por un parque temático, cuya finalidad según su organizador es la de exponer los avances de la (mejor tal vez, su) ciencia, lo que va provocando nuevas historias, balanceándose algunas de ellas entre el mito y la leyenda, encabalgándose las unas con las otras, en medio de unas situaciones y lugares repletos de unos límites borrosos en lo que hace al principio de realidad, podría sentirse la tentación de comparar lo presentado con las obras de René Magritte o de Giorgio de Chirico por nombrar un par de significativos pintores [a Marcel Duchamp no le dolían prendas a la hora de nombrar como inspirador de su Gran vidrio al escritor: «es Roussel quien, fundamentalmente, fue responsable de mi Verre, La mariée mise à un par ses célibataires, même. Fueron sus Impresiones de África las que me indicaron a grandes líneas el camino que debía adoptar. Esta obra que yo vi en compañía de Apollinaire me ayudó enormemente en uno de los aspectos de mi expresión. Vi inmediatamente que podía recibir la influencia de Roussel. Pensaba que en tanto que pintor, era más conveniente ser influido por un escritor que por otro pintor. Y Roussel me mostró el camino»]. La novela funciona como un chiffonier que guarda en sus cajones diferentes y dispares historias que explican el origen de algunas estatuas, obras varias, e inventos, explicados paso a paso; en un doble movimiento: primero descripción detallada y luego explicación del guía de los diferentes momentos de construcción, invención, tanteos, etc. Podría darse la razón al editor de la novela cuando escribe en la contraportada que «las novelas de Raymond Roussel son puzzles gigantescos de imágenes e historias con una extraña lógica carnavalesca», siempre que se añada que al final sobran piezas (no digo que sea material de desecho ¡ cuidado!) a la hora de completar un pretendido cuadro… o tal vez el añadido que sugiero no sea más que fruto de la pérdida personal dentro del laberinto rousseliano.
La travesía que tiene ciertos aires de viaje iniciático, va a desplazarse a lo largo de siete etapas en las que la sorpresa de los visitantes va a mantenerse en un continuo uy, ante el mundo creado por Canterel: desde la estatua del niño elaborada con barro ennegrecido a algún otro monumento, que van acompañados de historias africanas en las que asoma con fuerza el poder de las creencias en el seno de los individuos pertenecientes a una comunidad o tribu, que se mueven entre el temor y el respeto a los gobernantes y la convicción de los poderes que poseen ciertos objetos, en una manifestación clara del animismo ambiente. La continuación nos conduce a una explanada en la que una compleja máquina, a modo de asfaltadora, soltera, compone un mosaico con dientes, humanos, de diferentes colores y tonalidades, cubiertos por una cripta; las descripciones son de una precisa puntillosidad – entre pistones, válvulas, aerostatos, varillas, lentes, espejos, etc. -, deteniéndose posteriormente en otro ingenioso invento para extraer dientes sin dolor y sin los peligros de la anestesia, tampoco queda exenta de su creatividad la capacidad de prever el tiempo sin error con tiempo de antelación… no es extraño que se haya hablado de la escritura de Roussel como arte visual, si bien en su detallismo hace que si se siguen sus descripciones pueda provocarse en el lector una sensación de trampantojo o al menos de confusa perplejidad. Una vitrina con cadáveres bien conservados en un líquido denominado resurrectina, que representan los momentos estelares de su existencia en el mundo de los vivos, sin obviar la lista de sucesos dignos de ser rememorados (aventura de Alejandro Magno, una declaración de san Juan sobre Pilatos, un relato oriental del poeta Gilbert, una leyenda lombarda, un pasaje mitológico en el que el protagonista es Atlas, Voltaire en momentos contradictorios y de duda, anécdota acaecida al pequeño Richard Wagner / luego vendrá otras lista de muertos.vivientes), más adelante veremos el diamante gigante, lleno de agua, que contiene unos pistones que alcanzan a elevarse por medio del oxígeno aprehendido del ambiente… en una fauna, por decirlo de algún modo, de una mujer danzante, la cabeza de Danton rescatada del cadalso y sometida a cierto tratamiento, o un gato sin pelo. Muertos a los que se les da, parte de la, vida, con algunas de su capacidades por medio del vitalio, la resurrectina (por cierto, el efecto funciona en la medida que uno se ve acompañado del otro: relación doble) y los experimentos en un agua, aqua micans, a la que se le ha hecho poseer mayor grado de oxígeno lo que hace que se pueda respirar dentro de ella; y la pertinente anotación de Foucault: «todos los aparatos de Roussel – maquinarias, figuras de teatro, reconstrucciones históricas, acrobacias, pases de prestidigitación, combinaciones, artificios -, de un modo más o menos claro, con mayor o menor densidad, no sólo son una repetición de sílabas ocultas, no sólo la figuración de una historia que debe ser descubierta, sino una imagen del procedimiento mismo. Imagen invisiblemente visible, perceptible pero descifrable, dada en un relámpago y sin lecturas posibles, presente en una irradiación que rechaza la mirada». Y un aluvión de máquinas aéreas, mazos volantes, cristales, paletas, gotas de agua aérea, águilas y niños, racimos de uvas luminosas, vapores esculpidos, hipocampos…
Procedimientos y mecanismos inverosímiles acompañan la visita, y la capacidad del escritor de dejar volar su imaginación plasmando el vuelo con una precisión casi matemática, hasta el punto de parecer que no esté sino retratando modelos increíbles pero con tal precisión y exactitud que nos lleva a caminar por una realidad paralela, fantasmagórica, abismalmente diferente a la que conocemos. Precisamente su capacidad descriptiva, y neutra con respecto a cualquier tipo de valoración, es lo que atrajo a los autores del nouveau roman, y, muy en concreto, a Alain Robbe- Grillet, su jefe de filas. Esta inventiva y capacidad bien ha podido servir a escritores posteriores, y me vienen a la cabeza Jorge Luis Borges o el propio Italo Calvino, en algunas de sus paradójicas historias; eso sí en el caso del francés con cierta fe en la tecnología y la ciencia, consecuencia de la época en la que imaginaba y escribía, que albergaba cierta confianza en los poderes salvíficos de tales quehaceres humanos y en un ideal de la capacidad emancipadora de los seres investidos de sabiduría, considerando el arte y la ciencia como complementarios… luego vendría la primera guerra, y… la segunda y la honda crisis de confianza en el desarrollo científico y su carácter prometeíco y en otras esferas de la acción de los humanos.
Del mismo modo que algunas obras literarias han tomado una base, a modo de árbol, de un edificio, un lugar, etc., del que surgen ramas en forma de historias (me viene a la mente el edificio de Perec en su La vida instrucciones de uso, o El puente de los tres arcos de Kadaré, o el Almirantazgo de las Sirtes de Julien Gracq, o todavía El puente sobre el Drina de Ivo Andric o… el tarot en Calvino, o… En esta ocasión el escritor opta por una travesía que en su decurso va a ir abriendo nuevas sendas, nuevas pistas, nuevos relatos e historias, que se sostienen en sus propia diseminación, sin tendencia a concluir en un denominador común que complemente las diferentes historias; la travesía es la que unifica, y el narrador con sus cuentos el que va entregando historias y más historias a cual más llamativa y sorprendente. Justo es decir que anteriormente ya había habido algunos autores que habían explorado geografías y seres y máquinas imposibles, o casi, como Wells o Verne, por nombrar a los más célebres.
La obra fue llevada a la escena teatral provocando la estupefacción y hasta el hartazgo del público que se consideraba timado, posturas que no era compartida por los asistentes de la peña del surrealismo que dieron muestras de su alborozo…Salvador Dalí llegó a afirmar que la obra más genial que conocía, mientras que Louis Aragon nombraba al autor como presidente de la república de los sueños.
Obra marginal, que ha sido encasillada de bien diferentes maneras – además del barrer para casa de algunas de las corrientes en las que me he detenido que la consideraban como una de las suyas – desde la ciencia ficción, realmente fantástica, a la literatura de humor, para reír que decía el risueño Clément Rosset, sin obviar quienes vieron en Roussel la capacidad de hablar de la nada, por los pagos de la insignificancia, contradiciendo aquello de que de la nada, nada se puede decir…pues el ser es y el no-ser no es que decía el filósofo griego, como respondiendo contracorriente a aquella pregunta que planeó por cierto pensadores modernos: ¿Por qué el ser y no la nada? Desde luego imposible tratar de hallar mensaje o ideología de tipo alguno, pues en la prosa rousseliana la palabra es la que domina, en él se da la toma de la palabra; aspecto que compartía con algunos escritores de su tiempo como Lautréamont o Mallarmé. Roussel hace mundos y artefactos con palabras, asemejándose en ello al funcionamiento de las artes plásticas en las que prima la figura sobre el discurso, y la sensación sobre la razón.
Banda sonora
John Zorn – Ponce – Locus Solus – YouTube
Bibliografía
Breton, André, Antología del humor negro, Anagrama, 1991; pp. 253 – 265.
Bellos, David, Georges Perec une vie dans les mots, Seuil, 1994.
Blanchot, Maurice, L´Entretien infini, Gallimard, 1969; pp. 487- 497.
Caradec, François, Raymond Roussel, Fayard, 1997.
Deleuze, Gilles, Michel Foucault, Minuit, 1986.
Deleuze, Gilles, “Raymond Roussel ou l´horreur du vide” in L´île déserte et autres textes. Textes et entretiens 1953-1974, Les Éditions de Minuit, 2002; pp. 102-104. [Referencias al escritor pueden hallarse salpicadas a lo largo de su obra, en Diferencia y repetición, Lógica del sentido, los dos tomos de Capitalismo y esquizofrenia, sus dos tomos dedicados al cine o en algunos artículos retomados en algunas recopilaciones. Cfr.: Deleuze et les écrivains. Littérature et philosophie (sous la direction de Bruno Gelas y Hervé Micolet), Éditions Cécile Defaut, 2007].
Deleuze, Gilles, Michel Foucault y el poder. Viajes iniciáticos I, Errata Naturae, 2014.
Foucault, Michel, Raymond Roussel, Siglo XXI, 1973. [Las referencias a Roussel aparecen en otras obras y artículos: así, en La folie, l´absence d´oeuvre, recogido en Dits et Écrits I, Gallimard, 2001; pp. 440-448 / Dire et voir, chez Raymond Roussel, Dits et Écrits I; pp. 233-243 / Dejando de lado algunas referencias más pasajeras en su Enfermedad mental y personalidad. Paidós, 1979, o en sus dos volúmenes de Historia de la locura en la época clásica. FCE, 1967].
Gros, Frédéric, Foucault et la folie, PUF, 1997; pp. 86-111 [Curiosamente en el índice de nombres del libro no consta el de Roussel al que, sin embargo se dedican amplias explicaciones, siguiendo la senda de los análisis foucaultianos ].
Meschonnic, Henri, Célébration de la poésie, Verdier, 2001.
Pellegrini, Aldo, Antología de la Poesía Surrealista, Editorial Argonauta, 1981.
Robbe-Grillet, Alain, Le voyageur, Christian Bourgois, 2001.
Rosset, Clément, Faits diverses, PUF, 2013, 1985.
Rosset, Clément, Les philosophes et leurs sortilèges, Minuit, 1985.
Roussel, Raymond, Locus Solus, Gallimard, 1963.
Roussel, Raymond, Impresiones de África, Siruela, 1990.
Roussel, Raymond, Locus Solus, Capitán Swing, 2012. [Contiene la introducción de Jean Cocteau y una serie de epílogos de Robert Desnos, Paul Eluard, André Breton , Michel Leiris, Michel Butor, John Ashbery, Michel Foucault, Gilles Deleuze, Alain Robbe-Grillet, Philippe Sollers, Maurice Blanchot y Clément Rosset].
Sciascia, Leonardo, De parte de los infieles. Autos relativos a la muerte de Raymond Roussel, Mondadori, 1992; pp. 77-114.
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Algunos artículos publicados :
Coronación en África
Raymond Roussel
Impresiones de África
Siruela, 1990.
El escritor francés (1877-1933) era un ser de los que se dice que se les ha de dar de comer aparte. Cercano por su modo de escribir al dadaísmo, y reivindicado por lo surrealistas y más tarde por los miembros del OuLiPo.
El que avisa no es traidor y así no está de más señalar que la lectura de sus obras, y de ésta en concreto, exige atención al ser un cúmulo de historias que se disparan en diferentes direcciones, y en las que se nos da a conocer a variopintos personajes, muchas veces parecidos a los títeres de un teatro de marionetas, por no recurrir a la galaxia zombi, seres extraños hasta la cercanía de la imposibilidad.
La novela que se fue publicando originalmente, por entregas, en 1909 y posteriormente en formato libro al año siguiente, es publicada ahora acompañada de un texto del autor, a modo de introducción, que tiene un gran interés tanto en lo que hace a su método de escritura , además de que da cuenta de algunas circunstancias existenciales, todo ello con el tono de quien ante el rotundo fracaso explica la incomprensión que lo ha provocado.
Estamos ante un navío que naufraga en las costas africanas; allá son capturados por miembros del ejército de Talú VII. En su detención y mientras esperan ser puestos en libertad se dedican a preparar distintos números para un espectáculo que se titulará La gala de los incomparables. La libertad la conseguirán con posterioridad a la representación de dicha obra .
La gala es narrada con anterioridad a la presentación de los personajes y sus particulares circunstancias. Es tal el orden inverso de lo narrado que el propio escritor recomendaba leer en primer lugar la segunda parte para posteriormente enfrentarse a la primera. Pasen y vean…
El espectáculo está servido y en él hallamos pistas de la genealogía de la tribu, conoceremos al enano Philippo que con cada palabra escupe oleadas de saliva, un gusano que interpreta música, al ictiólogo Martignon capaz de interpretar de varias maneras al tiempo, o al charlatán Lelgoualch cuya tibia le sirve de instrumento musical, una artista italiana que hace flipar al personal con sus declamaciones, o un príncipe que responde al nombre de Savellini que llevado por su cleptomanía roba a los delincuentes, e… innumerables máquinas e ingenios sorprendentes tanto en su aspecto como en sus aplicaciones; sin evitarnos la asistencia a escenas bestiales de castigo a los condenados, y otras. En fin, decía Michel Foucault en la excelente monografía que dedicó al autor que «Roussel, no es posible dudarlo, es pariente cercano de todos los inventores, acróbatas, cómicos, ilusionistas, que forman la pequeña colonia de cautivos de Talú, pariente próximo sobre todo del universal Martial, que reina en el jardín de Locus Solus. Es el ingeniero siempre alerta de estas máquinas de repetición. Pero también es esas máquinas mismas» (por cierto en una de sus obras Pierre Janet, habla del trabajo terapéutico realizado con Martial, manera de referirse a Roussel).
Resulta digno de ser destacado que la obra fue llevada a los escenarios siendo recibida con clamoroso disgusto del publico que consideraban o bien que era la obra de un loco, o bien que era una tomadura de pelo… o ambas cosas a la vez. No eran de esa opinión ciertos asistentes que aplaudieron a rabiar y que tuvieron sus más y sus menos con el resto del defraudado respetable: Apollinaire, Dubuffet, Duchamp, Picabia… todos ellos, como se puede ver, pertenecientes a los ambientes surrealistas.
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