Por Iñaki Urdanibia

«Hay escritores con un destino fácil y escritores con un destino difícil. Yo soy de los segundos»

                                        Isaak Bábel

«El clima habitual de su vida ha sido la catástrofe»

Jorge Luis Borges

Hijo de una familia judía acomodada en una época en la que los progromos eran moneda al uso, y al abuso, Isaak Bábel nace en Odessa en 1894. Quien se convertiría en destacado escritor de expresión judía y rusa, cursó sus estudios en la escuela de comercio, a la vez que profundizaba en la religión judía, tratando de aprender el yidis al tiempo que se inicia en la literatura francesa, de manera especial en Flaubert y Maupassant. A los quince años escribe algunos relatos en francés, mas cuando comenzó a brillar fue cuando, en 1916, publicó un par de relatos en una revista editada por Gorki que le apoyó para que se dedicara a la escritura. Al año siguiente, enrolado en el ejército, acaba pasándose al ejército rojo, con el fin de cambiar la vida, aunque sin caer en el embrujo de la propaganda partidista.

Corresponsal de guerra en la campaña de Polonia, de cuya experiencia saldría su La caballería roja (ahora en nueva traducción, presentado como Ejército de caballería). Obra que obtuvo amplio éxito y que fue ensalzada por Gorki, lo que, en cierto sentido, le convertía en intocable, a pesar de que la visión que daba del enfrentamiento bélico no fue del gusto de los oficiales que dirigieron las operaciones, Budionny en especial. La huella de las tradiciones culturales de Galitzia, le hace tratar de sacar a los judíos del gueto, al tiempo que hacerles desprenderse del miedo a las persecuciones. Tales posturas hizo que su voz se oyese con agrado tanto por parte de los judíos como de los ambientes soviéticos; la búsqueda de conciliar ambas identidades le iba a suponer más de un quebradero de cabeza.

Más de una vez se le aconseja callarse desde las esferas de la nomenklatura hasta el punto de tratar de comprarle ofreciéndole un Ford, importado especialmente de Estados Unidos, algunos tapices chino y una casa de lujo. Tentaciones a las que él responde con humor que el poder que trata de manera magnífica a los escritores, no les prohíbe más que una cosa: escribir mal.

No le tocaron vivir tiempos buenos para la lírica, ahí están los casos de Ossip Mandelstam, Evguenia Ginzburg, Boris Pasternak, Mijaíl Bulgakov, Yevgueni Zamiatin, Varlam Chalamov, Nikolái Gurmilov, Anna Ajmátova, o del poeta Sergei Essenin que dejó escrito como testamento con su sangre: «Morir en esta vida no es nuevo/ Pero vivir, claro, no es más nuevo»… y no sigo nombrando los más y los menos, más de estos segundos, de los Vassili Grossman, del propio Máxim Gorki, de Vladimir Mayakovsky, de Marina Tsvétaieva; fue denunciado por haber criticado en privado a Stalin y el funcionamiento del partido, lo que hizo que se le detuviese en octubre de 1939, llevado para ser interrogado a la siniestra Lubianka, y condenado por sus simpatías con el trotskismo y por haber colaborado con el espionaje Austríaco y japonés. La NKVD le ejecutó el 27 de enero del año siguiente; decía Stalin: «el hombre es el bien más precioso, es necesario cuidarle como la niña de sus ojos […] El escritor, el ingeniero del alma humana». No está de más señalar, que al ser detenido, los chekistas se llevaron quince carpetas de manuscritos, dieciocho blocs y libertas de notas, quinientas diecisiete cartas, tarjetas postales y telegramas, doscientas cincuenta hojas diversas. Hasta las páginas dedicadas de los libros fueron arrancadas… Parte de la herencia literaria de Bábel acabó en la Lubianka: ¡el equivalente a varios tomos de sus obras!, según cuenta Vitali Chentalinski… en sus investigaciones sobre los archivos literarios del KGB; esto hace pensar que la obra de Bábel es un campo abierto (habla García Gabaldón de un puzzle sin completar). El escritor fue rehabilitado en 1954, declarándose que todas las acusaciones eran falsas.

Pues bien, si anteriormente se habían publicado algunas de los textos más significativos de este maestro de la narrativa corta soviética, ahora es de celebrar la publicación por Páginas de Espuma de los «Cuentos completos» de este gran fabulador como es calificado por Jesús García Gabaldón en la magnífica introducción al volumen. La opción de los editores ha sido la de reunir, como incluidos dentro del género, además de la narrativa breve, reportajes, diarios y guiones cinematográficos.

A quien funcionase al modo de un rey Midas que convertía en oro, en este caso narrativo, todo lo que percibía y llevase a la página en su permanente tendencia a cuentizarlo todo, podría aplicársele, mutatis mutandis, aquello que él dijese alabando un relato de Tolstói: «Aquí la carga eléctrica procede de la tierra, viaja a través de las manos y va directamente al papel, sin el menor aislamiento, apartando implacable todas las capas exteriores con una sensación de verdad». Basta con asomarse a la escritura de este ser que escribía mucho y en comparación publicaba poco debido a sus escrúpulos en el campo del estilo, siempre tratando de evitar lo abalorios, y la concisión que le conducía a borrar, tachar y desechar sus escritos, sometiéndolos a revisiones constantes: había que transcribir la realidad tal cual sin divagaciones y adornos que supusieran motivo de despiste, o desvío de sentido, al lector a la hora de comprender sus textos.

La edición que va acompañada de una cronología del escritor, y de las informaciones bibliográficas pertinentes, presenta los textos en ocho bloques temáticos: El creador y el cuentoInfancia, adolescencia y juventudOdesaPetersburgoGuerraOtros cuentosRelatos de viajes y reportajes y Relatos y guiones cinematográficos, lo que sirve para orientarse en los laberintos de la obra bábeliana, tanto en lo que hace a aspectos insignificantes en la vida de la gente, como a episodios bélicos, la vida de las comunidades judías y el pulso de gente de los bajos fondos, de la delincuencia, en los que los personajes son tratados con humor, salpimentado por afiladas dosis de picaresca. Un enamoramiento regio, mientras que se recurre a la matanza de sus animales, resultando destacable por su sorna el caso de Froim Grach que espera a las puertas de un prostíbulo a que salga su futuro yerno para que se case con su hija. Nos son desveladas las costumbres de Odessa a la hora de enterrar a quien han matado. Un muestrario de escenas de guerra en los que somos introducidos en la primera línea en lo que hace a la crueldad, con una objetividad limitando con lo sangrante, que se cruzan con imágenes fantásticas y con paisajes sublimes. Vemos al jefe del escuadrón Trùnov y asistimos a las muertes de prisioneros y a los bombardeos de la aviación extranjera; dejando lugar para aspectos y hechos más familiares y cotidianos como cartas de un colega que sueña con marcharse a Italia, impulsado por su radiante sol, o como la carta a una madre en la que el hijo narra como sus compañeros han matado a su padre. Asoman por otro lado ciertas tonalidades nostálgicas a la hora de presentar la vida de los judíos de Odessa, con dosis de romanticismo y humor compasivo. O conocemos Zbruch y su noche en el campo. Vemos a Guedali, comerciante judíos, que sueña con la revolución sin que ello le suponga impedimento para acudir luego a la sinagoga. Igualmente el abanico de escenas se abre a, primer ganso sacrificado por la dueña de una casa, y aquella mujer que se hace respetar en un tren, rodeada por la soldadesca, con un supuesto niño en su regazo, que al fin y a la postre es un saco de sal.

No está de más recordar que nuestro hombre conoció el partido desde dentro y algunos relatos nos hacen entrar en algunas decisiones como la colectivización, que sin criticarla tampoco la alaba como era lo que pedía /debía, manteniendo siempre cierta distancia; como tampoco resulta vano señalar que trabajó en la checa, con lo que conoció la brutalidad que allá se gastaba que seguramente recordó en los duros interrogatorios, por calificarlos benévolamente, a los que fue sometido en la Lubianka para que firmase sus faltas, sabotajes, sus contactos con el enemigo, etc.

Escritor y hombre que se vio inmerso en medio del torbellino y que fue admirado por el ya nombrado Gorki, además de por André Malraux, André Gide, Romain Rolland, o por Ilya Ehrenburg (al que por cierto los hábiles interrogadores colgaban el sambenito de servir de intermediario con diferentes servicios secretos extranjeros) con los que trató (¡peligrosos espías!) y con quienes coincidió en diferentes congresos antifascistas.

Isaak Bábel un vida, una escritura que refleja mucha vidas y paradigma de un ser arrastrado por la ola de la historia acelerada y paranoica, ante la que titubeaba sin comulgar con las ruedas de molino que se difundían, más bien imponían.