Por Iñaki Urdanibia.

Una potente novela que nos arrastra por el laberinto-mundo.

Hay libros que desde que se comienza la lectura hacen sentir que ahí hay tema, que la cosa se antoja potente y que desde luego lejos quedan la volatilidad de las plumas; el libro de Zia Haider Rahman (Bangladesh, 1971), «A la luz de lo que sabemos» (Galaxia Gutenberg). Las historias se enroscan como serpientes y en esos entrecruzamientos salen a la palestra algunas cuestiones que rozan, o nos sumergen, en el terreno de la ciencia y el ensayo: el teorema de la incompletud de Gödel («en cualquier sistema dado, hay enunciados que son ciertos pero no puede demostrarse que lo son»), la nada inocente manera de realizar mapas (Peters / Mercator), que son proyecciones que muestra diferentes maneras de ver el mundo, con sus centros de interés, sus desproporciones no casuales, algunas aclaraciones del comportamiento de los tiburones financieros y de su compra/venta de hipotecas; el negocio de la reconstrucción de países previamente destruidos y desorganizados (Afganistán) que son el rostro más descarado del colonialismo humanitario, que llena tales países de expertos, y de miembros de diversas ONGs, haciendo que ese sea un próspero negocio que hace que haya gente bien situada en el país, profesores de universidad, que abandonan sus puestos de trabajo para pasar a colaborar con las fuerzas de reconstrucción y que con ellas se cobran sueldos superiores… Este tono y nivel elevado que nos conduce por los vericuetos de cuestiones de indudable presencia en estos tiempos globalizados, hace que la historia de los dos amigos – y protagonistas principales: el narrador y Zafar siempre aplazada, o troceada en su desarrollo, empuja a mantener la atención lectora, con respecto a las andanzas de ambos, sus encuentros, sus desapariciones (en especial, la de Zafar, que se comporta como los aviones tras las nubes) y reapariciones con más datos para completar su historia, sus historias, ante las que flipa su amigo, el narrador, a la vez que siente un aura de misterio en torno a su enigmático amigo, que le lleva a tratar de conocer la vida un tanto secreta de éste, y escribirla; además de las conversaciones mantenidas con él, las grabaciones y anotaciones conservadas, una colección de cuadernillos de Zafar que encontró en su casa. Dos estudiantes asiáticos en universidades y ciudades occidentales, de orígenes sociales bien diferentes: el narrador hijo de una familia acaudalada y de alto nivel socio-cultural, mientras que el orto proviene de un entorno humilde… hay, sin embargo, ciertas afinidades que les atraen desde que se conocen en el medio estudiantil; en común tienen su condición de exiliados / refugiados, lejos de sus países de origen de su lengua, cultura y costumbres. Londres, Nueva York, Dacca, Kabul, Islamabad van a ser los escenarios por los que somos movidos, por el sangriento nacimiento de Bangladesh en 1971, los atentados de las Torre Gemelas, el crack bursátil de 2008,…

Antes de continuar quisiera incidir en un aspecto nada banal: la novela es la primera que escribe el autor, y esta circunstancia llama la atención por la marcha segura con que avanza la narración, reitero: las narraciones, que se van disputando el espacio en la página, y las derivas, plenamente controladas, que nos hace visitar aspectos complementarios a los historias y a las preocupaciones de los sujetos que centran el escenario del libro, y que en su pluralidad y aparente diseminación, nos deja ver el modo de escribir, de reescribir, del autor que no se priva de utilizar la marcha atrás y hasta el retrovisor para tratar de mejorar la descripción que pretende dar con respecto a algún hecho determinado (reflexiones acerca de la escritura, de los diferentes géneros y enfoques que quedan plasmados, puestos en duda, negro sobre blanco por el escritor que no elude la aclaración de sus mecanismos de escritura); y por ese camino no faltan sagaces exploraciones de orden epistemológico y las relacionadas con la percepción, variable entre diferentes sujetos y en el mismo dependiendo del paso del tiempo y las diferentes circunstancias… que se me permita transcribir un chiste que narra el escritor pues me parece que recoge con precisión el espíritu gnoseológico – funcionando a modo de planteamiento u opción metodológica – que guía el pensamiento que planea sobre la obra: «… un chiste sobre un matemático, un físico y un ingeniero que van en tren en Escocia. Al mirar por la ventana, el ingeniero ve algo que llama su atención. “Mirad – dice -, ¡es una oveja negra! Parece que las ovejas en Escocia son negras”. El físico niega con la cabeza. “Tonterías – dice -. Lo único que sabemos en que hay alguna oveja negra en Escocia”. El matemático mira a sus dos amigos, suspira y con toda seriedad comenta: “Lo único que sabemos es que hay al menos una oveja en Escocia que tiene un lado negro”». La novela tuvo una recepción inmejorable en Reino Unido, lugar en el que vive el escritor.

Cada capítulo se abre con citas de diferentes escritores lo que da una pista doble: la temática fundamental que se va a abordar en el capítulo además de servir para conocer los escritores que sirven de lectura y modelo de Zia Haider Rahman (Philip Roth, Somerset Maugham, T.S. Eliot, Naipaul, Sebald, Einstein, Freud…).

El narrador está atravesando unos momentos de crisis matrimonial con su pareja Meena y afectado igualmente por la crisis financiera, cuando tras un largo periodo desaparecido, diez años de silencio, aparece en su casa su compañero Zafar, que ha cambiado de aspecto asemejándose más a un vagabundo que a cualquier otra cosa. La averiguación de lo que ha sido de Zafar durante estos años va a convertirse en el eje fundamental de la tarea investigadora del narrador, y en consecuencia de la propia novela, y, en cierta medida, en una supuesta tabla de salvación – a modo de contramodelo – ante el derrumbe de su vida. En varios días intensos, Zafar hace un esfuerzo enorme de memoria para relatar a su amigo los pormenores del tiempo transcurrido; los dichos y contradichos, las rectificaciones, las puntualizaciones se convierten en la forma en que el narrador cuenta su existencia al narrador de la historia escrita. A la voz del propio Zafar, se une con el fin de completar / corregir/ rectificar lo relatado, siempre eso sí, haciendo gala Zafar de sus amplios conocimientos en todos los terrenos (matemáticas, que habían abandonado para evitar caer en la locura, en beneficio del derecho; mas también muestra su saber en el terreno de la literatura, las finanzas, etc.); amplitud que es mostrada con un fuerte apego a los argumentos expresados tras hondas reflexiones… rezuma en su discurso cierto desencanto ya que las promesas de la democracia y su presunta igualdad, le han defraudado al no se más que papel mojado. En medio de la expresión de algunas relaciones amorosas, lo que predomina es el fondo de la crisis financiera, la guerra de Afganistán, la Inglaterra monárquica… en la primera de las cuestiones nombrada estuvo directamente implicado el narrador, que fue víctima por darle a la muy de tal crisis, mientras que Zafar anduvo por el segundo lugar nombrado como abogado que ha de asesorar al país en la lucha contra la corrupción… De Inglaterra y de la defensa que en ella se da de los pudientes, el anclaje fijo en la tradición, y no falta los dardos de la concepción supuestamente elogiosa que los occidentales tienen con respecto a Oriente, eso sí un Oriente pintado a su medida (familiares resultarán las atinadas críticas para cualquier que conozca las teorías de Edward Said y su necesario Orientalismo). Verdaderas lecciones de política internacional y la tela de araña colonialista y los nuevos ropajes que adopta en la actualidad, y sobre otros aspectos, algunos de los cuales ya ha quedado señalados. En el relato del propio Zafar completado por los materiales acumulados ya apuntados, se nos da a conocer la vida e Zafar, de su envío a los doce años a su natal Bangladesh, su brillante carrera en Oxford y sus trabajos en la banca y en la esfera de los derechos humanos, y su matrimonio con una mujer, Emily, miembro de una familia de clase alta británica…

Y en la dispersión / diseminación ya nombrada la novela se desplaza por distintos lares del quehacer humano, adoptando amén de su profundo espíritu crítico, ante la incertidumbre del mundo (en plena analogía con el teorema de Gödel) una desvelamiento de las intrigas del mundo de los negocios financieros, con sus relaciones estrechas con las situaciones bélicas, … novela de intriga, de aventuras, y una estela de expresión de conocimientos, reflexiones, expresados en los abundantes diálogos en que se entrelazan la crisis económica, con otras crisis de los protagonistas y por extensión de los propios lectores, que son presentados en una relación de un paralelismo desigual, ya que lo que les hace coincidir en gustos e impulsos por explicarse el mundo, se aleja en lo relativo a las clases sociales de origen, lo que hace que también haya lugar para reflexiones sobre el posible determinismo, o al menos poderoso condicionamiento, de los orígenes familiares, de clase, de geografía (aunque en el caso de ambos amigos el lugar de origen coincida), aspecto este último que si que les convierte en otros, en diferentes, en extranjeros, en desarraigados en cierta medida.