Por Iñaki Urdanibia.

Una novela re-rescatada del escritor desaparecido hace quince años.

El escritor chileno (1953 – 2003), que se domicilió en la Ciudad Condal en 1977, pasó a convertirse, desde su condición de poeta marginal y de rebeldía crítica, diría que, de la noche a la mañana en una referencia, y hasta me atrevería a decir influencia, en el mercado literario hispano, y de otras zonas idiomáticas, por supuesto. Si esto es así, también es así que el cambio de editorial que publica sus obras (de Anagrama a Alfaguara, sin olvidar otras incursiones salpicadas por otras editoriales), ha podido suponer algunos despistes con respecto a sus libros; entre los despistados me incluyo.

Dicho esto tampoco está de más señalar como alguna de sus novelas quedó como rezagada en lo que hace a su publicación, y me voy a explicar. Fue en los noventa cuando su nombre comenzó a cobrar una potente presencia en el escenario literario, que es cuando le concedieron el premio Herralde, 1998, a su Los detectives salvajes, más tarde llegaron otros galardones por la misma novela, un año después se le concedió Premio Rómulo Gallegos. Este éxito hizo que se comenzaran a publicar sus libros, concluyendo con el desmedido – lo digo por su intempestiva paginación, más de mil cien páginas, para los criterios habituales en los tiempos que corrían – y póstumo 2666. De cara a explicar el olvido, en algún cajón, de su primera novela, quizá haya de buscarse el motivo: o bien en que el trabajo por su obra recién nombrada a lo que habría de añadirse sus problemas de salud que desembocaron en su prematura muerte; otro motivo, tal vez, podría buscarse en un posible descontento por parte del autor con respecto a su obra, estoy hablando de «El Tercer Reich» (Anagrama, 2010 / Alfaguara, 2016), escrita – según contaba Jorge Herralde – en 1989, es decir antes de la eclosión Bolaño. Lo que sí que resulta indudable es que entre esta novela y el posterior territorio narrativo que creó al escritor dista una gran distancia en lo que hace al estilo, las formas narrativas y… los mundos imaginarios y fantásticos que se entreveran en sus páginas que vinieron después y que vinieron a suponer la marca de la casa.

Se ha de evitar un error con respecto a esta novela, ya que el título puede conducir al posible equívoco que sugiero, más todavía si en cuenta se tiene que en 1996, se publicase, en Seix Barral, una «antología vagamente enciclopédica desde 1913 a 2010» bajo el título de «La literatura nazi en América», libro, dicho sea al pasar, que ciertamente hizo que la crítica reparase en ella y en su autor; la posible confusión a la que me refiero es que se pueda pensar que estamos ante un libro que se detenga en la historia de lo que anuncia el título. Ni la novela de la que voy a hablar, ni el pretendido manual (obra de ficción disfrazada de manual), si nos atenemos al título, pretenden señalar directamente a las tropelías del régimen nacionalsocialista, a no ser que recurramos al nivel metafórico o a los daños colaterales de las narraciones en sí: como quien amaga a la derecha para golpear a la izquierda.

Un tal Udo Berger viaja a la Costa Brava con su novia Ingeborg. Él es un ser obsesionado por el juego de la guerra, juego en el que es campeón germano, lo que hace que vida entregado a tal dedicación como un verdadero profesional del disciplina. Su entrega es tal que, a pesar de haberse trasladado de vacaciones al lugar al que iba a veranear en su infancia, se hace instalar en el hotel una gran mesa para poder dedicarse, en cuerpo y alma, al diseño de diferentes estrategias para salir victorioso en su nuevo juego que tiene el mismo título que el del libro: El Tercer Reich. La placidez aparente va a variar cuando la pareja conozca a otra pareja de compatriotas, Charly y Hanna, que les van a servir de guías, como el Virgilio de Dante, por ambientes nada recomendables, plagados de seres de pasado turbio y sin perspectivas claras .

Las cosas no son lo que parecen o lo que se anuncian y así lo que en principio prometía ser una periodo vacacional, acaba desembocando en el lado oscuro de la vida, arrastrando al protagonista a zambullirse por los acantilados del abismo, proceso del que nos enteramos a través de las páginas del diario – que va del 20 de agosto al 30 setiembre – que el protagonista va escribiendo sobre sus avatares, en una caída libre en la que la vida parece escapársele a su propietario, esfumándose cualquier asomo de proyecto de futuro y diluyéndose sus tendencias deseantes. Lo que inicialmente se anunciaba como luminoso tiempo deviene en un presente y futuro desesperanzados y plenos de angustia. El hombre, Ugo Berner, empeñado en ganar la partida ya que tiene que hacer honor a su condición de campeón germano; sus movimientos que se separan de los realizados por el nacionalsocialismo en su época de existencia le va alejando de la victoria y le va llevando hacia la derrota final… como sucedió en la historia con el Tercer Reich y lo que va arribando, en paralelo, con su propia vida, y el derrumbe de lo que le rodea.

Este estado de derrumbe se contagia a la misma prosa, lo cual no juzgo que se haya de cargar en la hilera de lo negativo, sino en lo positivo en la medida que este aparente deslabazamiento no hace sino reflejar la situación narrada.