Por Iñaki Urdanibia

No son ganas de enredar, ni de complicar las cosas pero es que la lectura del Prólogo a modo de manual del libro de Yuri Andrujovich (Ivano-Frankivsk, Ucrania, 1960), «Pequeña enciclopedia de lugares íntimos. Breviario personal de geopoética y cosmopolítica», editado por Acantilado, me ha arrojado a unas tierras movedizas en lo referente a la definición de la obra, como si estuviese ante un OLNI (Objeto Literario No Identificado; o al menos, de difícil identificación). El contagio de los intentos del autor por delimitar el contenido y la definición de su obra pueden producir efectos contagiosos; es el caso, ante este libro híbrido.

Si las derivas y justificaciones comienzan con unas aclaraciones sobre el alfabeto ucraniano, ampliando el foco a lo referente al léxico, la continuación está centrada en tratar de explicar, sin obviar las dudas y dificultades que le han surgido sobre la marcha, el género en que podría situarse el volumen: ¿una autobiografía superpuesta a una geografía?, con las consiguientes dificultades para su denominación, el autor pasa a justificar la elección del orden alfabético, teniendo en cuenta las diferencias entre el latino y el cirílico-ucraniano, exponiendo otras posibilidades por las que hubiera podido optar: geográficas, cronológicas, por países o por diversas circunstancias (terremotos, estaciones del año…) u otras cuestiones de índole personal; es más, «si pensamos que este libro es una novela, sería más bien una novela rompecabezas, un modelo para armar. Es decir, una novela que puede leerse de manera diferentes, construyendo en sus trozos el modelo que uno desee».

Sea como sea, Andrujovich deja clara su afición, de manía habla, por los mapas que le ha perseguido, o complacido, desde su infancia, subrayando la relación entre los colores, nada inocentes, con que se representan los diferentes países y su relación con cuestiones de orden político y/o geopolítico. En resumidas cuentas son presentadas 39 ciudades, en la edición original eran ciento once, nombrando las que podían haber estado, las que le hubiese gustado, pero no están, a la vez que subrayando que nadie ha de tomar el libro como una pretendida guía de tales ciudades sino que los expuesto es reflejo de los sentimientos e impresiones que tales lugares provocaron en el escritor en diferentes momentos, que van de 1996 a 2006, teniendo así las excursiones unos resabios hondamente subjetivos y deudores de su imaginación. Las ciudades visitadas son Aarau, Amberes, Bayreuth, Berlí, Bucarest, Centralia, Chernivtsí, Detroit, Drohóvych, Essen, Estrsburgo, Fránfort-del-Öder, Graz, Guadalajara, Haisyn, Iziaslav, Járkov, Jüterbog, Kiev, Leningrado, Lviv, Minsk , Moscú Múnich, Nimega, NoviSad, Nueva York, Odesa Praga Quedlinburg, Riga, Toronto, Uzhgorod, Varsovia, Venecia, X, Yalta, Zolotyi Potik y Zug; en el original las ciudades visitadas eran ciento once, reitero. Dos cosillas juzgo necesarias señalar, al menos a medias: la Guadalajara nombrada es la de México, y dos no resolveré la incógnita de la supuesta ciudad denominada “X”, ¿invento para cumplir con el alfabeto latino?, ¿ciudad imaginada / inventada?; quien lea el libro verá que la cosa tiene su cosa.

A quien es considerado como uno de los escritores europeos más destacados y originales, ya había visto publicados algunos libros con anterioridad, habiendo recibido algunos de los más prestigiosos premios literarios europeos (Herder, Erick Maria Remarque, el Central European Literary Award “Angelus”, y alguno más, nadie le podrá negar la imaginación desbordante y la puntería a la hora de buscar relaciones entre diferentes aspectos de la realidad, en su tensión confluyente, del mismo modo que nadie podrá aplicarle aquellas palabras de Samuel Beckett: volviendo de ciudades en las que nunca he estado. En algunas de las ciudades visitadas el propio nombre a asociado a acontecimientos tanto de este siglo como del pasado: la primavera de Praga, La Guerra Fría, la catástrofe de Chernóbil o las barricadas del Maidán en Kiev, precedidas de una represión salvaje a los opositores; mas no queda ahí la cosa ya que en no pocos lugares el viajero nos entrega las figuras de personajes variopintos, haciendo que seres o aspectos en apariencia insignificantes pasen a ser parte de la personalidad de las villas; «este libro trata sobre ciudades que se han convertido en algo más que ciudades, se han convertido en lugares capitales, en zonas erógenas e íntimas».

Las cuatrocientas páginas del libro pueden leerse en orden de aparición o se puede abrir por cualquiera de las entradas, es a lo que invita en escritor en reivindicación de la libertad, y nadie se encontrará, si así lo hace, con vacío o con parrafadas de relleno… en cualquiera que elija tocará hueso en esta geografía urbana con hombres, y mujeres obviamente, con el añadido de que el escritor queda retratado en los reflejos que saltan de sus visitas, de las ciudades visitadas y de los momentos en que a ellas fue. Las ciudades, como es natural, no eligen su ubicación geográfica, siendo esta determinante en lo que hace a su historia y a los intereses de otros países, haciendo que en algunos casos sean lugares de paso, en otros, o en los mismos, en apetitosos enclaves estratégicos, y por consiguiente escenarios de disputas y luchas; de estas últimas aparecen con abundancia en las páginas al igual que asistimos a innumerables y variadas conversaciones en cafés, en las que alternan las ideas antibelicistas, o las cuitas amorosas, discusiones políticas, cambios de chaqueta, etc. El centro de gravedad, lo ocupan las poblaciones ucranianas, muchas de ellas convertidas hoy en lugares bien diferentes a los visitados, paisajes de la desolación y ruinas.

La obra puede ser considerada un trabajo de campo y como tal va perfilando en el escritor una concepción de los seres humanos, siendo así una especie de antropología al bies, lateral y por momentos oblicua. También es la travesía existencial de una vida en la que ciertos detalles, como pongamos el destino en su servicio militar, le hace hablar de una ciudad sin mayor relieve, cuyo centro no llegó a ver en aquellos años, pero a la que ha vuelto no pocas veces; ya que la experiencia en el acuartelamiento lo trajo más de un disgusto y una guardia al verse mezclado en una pelea en el recinto militar; hay otras que nunca ha visitado y que son imaginadas o fruto de ensoñaciones oníricas, permitiéndose algunos supuestos hipotéticos del tipo que hubiese sucedido si… llegando con tal mecanismo a suponer que hubiese sucedido de unas ciudades si hubiesen sido otras, que le sirve para narrar un brutal bombardeo (¿hay alguno que no lo sea?), que es lo que sucedió a NoviSad, a orillas del Danubio, que con la pretensión de ayudar a unos se les hizo pagar el pato a quienes nada tenían que ver con los objetivos perseguidos, a no ser el de jugar el papel de inocentes víctimas. O las visitas turísticas, en un crucero repleto de escritores, a lugares que fueron escenarios de películas y de episodios históricos, y el rebote de Yuri Andrujovich ante el desfile… me vienen al recuerdo algunas narraciones de las visitas a los campos de concentración nazis, con una falta de respeto absoluto y con una indiferencia total con respecto a lo que allá pasó (puede leerse a Boris Pahor en su Necrópolis). Y nos encontramos con jugosas anécdotas como alguna relacionada con el escritor Bruno Schulz o con el singular encuentro de un par de ucranianos en la ciudad de los rascacielos, o la mirada ambivalente de Kiev tras la denominada revolución naranja, y el disgusto que siempre le han provocado los hoteles de la ciudad, saca a colación los lazos, en la desgracia, que unen a ucranianos y rumanos, víctimas de los mismos males, lo que no quita para que los recelos entre ambos sean de armas tomar. Y las repetidas visitas a Moscú, la subterránea, o a Leningrado y las colas para conseguir productos de primera necesidad, etc., etc., etc..

En alguna de las entrevistas que se ha realizado al escritor en su visita a Barcelona, éste decía que algunas de las cosas descritas en el libro deberían ser reescritas en la actualidad ya que los tiempos corren y, en consecuencia las ideas y valoraciones al igual que los escenarios varían… Tales ajustes deberán esperar a la siguiente edición revisada y completada.